viernes, 19 de noviembre de 2010

Animal farm* (sobre No fábulas, de Eduardo Rezzano)

1. La compasión es el anexo desprevenido de la perversión. Esto que parece más bien una máxima, sin embargo sirve para amplificar el impacto que un libro como No fábulas, de Eduardo Rezzano, provoca en cualquier lector. El epígrafe que abre el libro editado por Vox (“Si el lenguaje nos hace humanos, la poesía nos ofrece el antídoto para devenir otra cosa”) cubre la mayor parte de nuestras dudas a la hora de terminar de leer el texto y caer en la tentación de comenzar de nuevo su lectura; y enseguida, justamente, deviene la pregunta: ¿No fábulas era sólo esto? Porque el libro de Rezzano, en coincidencia con ciertos pasajes de Gato barcino, trabaja zonas destinadas, al parecer, a un género como el de la fábula, que sugiere la trazabilidad de un bestiario, pero mutado en moraleja. La alegoría, la sucesión de categorías antropomórficas invisibles, hace de este género una posibilidad estilística.

Si hay algo que Rezzano conoce es trabajar desde la dualidad del discurso poético, ya probado en Gato barcino, uno de los libros clave en la breve pero importante obra de este escritor, y una de esas categorías emergente de estos poemas será hablar de un monosílabo. Pues entonces, hablaré desde el monosílabo, que es toda una creencia del alfabeto; y ese monosílabo es no. A pesar de la aclararación, Rezzano no nos anticipa su mirada sobre el género, sino que propone comenzar desde la inadecuación pero dentro de la forma. Esa fábula/no fábula en definitiva lo que hace es darnos el primer sacudón antes de la lectura.

2. Decíamos que para trabajar desde esa negación, Rezzano reinventó un género necesario e introducir la pesadilla de la diferencia. Así vemos en un poema como “Canción popular” la utilización de una tonada castiza, un revuelto de cante jondo que esconde un drama que no termina de estallar, y la puesta en funcionamiento de la fórmula indestructible de los libros de Rezzano, que consiste en combinar en forma natural todo aquello que un niño puede desear con todo aquello que un niño puede temer. Ya no importa si es el hortelano o un boticario (figuras de una retórica alejada del universo rioplatense) quien grita por que se lleven lejos la miseria, donde el hijo no es reconocido y un padre lo deja abandonado. En una misma escena, este poema de No fábulas nos ofrece una visión triangulada del sacrificio, donde en un mismo texto, el escritor asume su parte en nuna lengua muerta que está por nacer. Pero para que esta mixtura extravagante resulte efectiva, Rezzano necesitó darle a esa visión una casa adulterada, algo que hiciera que esos relatos bellos pero perturbadores, comiencen con una falla de origen. Y así nacieron estas no fábulas, como el trickster enfermizo de Ted Hughes, ese bufón azabache, resentido y conformado como un Cuervo, nacido de la resaca de Poe para enfrentar con pocas armas a su creador, aunque en el caso de los textos de Rezzano lo que lo une a Hughes es la pertinacia con que esos personajes manejan un mundo, a su antojo, bajo un régimen de contradicciones. Si algo es absolutamente relevante en este libro de Eduardo Rezzano, es la simpleza con que esas contradicciones mutan desde la ternura, el relato ficcional hasta esa pequeña antropología de la disección que compone gran parte del mundo de estos poemas. Al igual que en Cuervo, de Hughes, los personajes de No fábulas creen más en la carne y en su aopetito que en la resurrección. No hay más allá en no fábulas, porque como en toda catedral, la primera piedra es la invisible. Siempre el origen es esa cosa incomprobable, diametralmente opuesta a los intereses eternos. Y estas fabulitas descentradas de Rezzano provocan el estallido del exotismo del presente, única manera en que encuentra poner en funcionamiento una propuesta universal. Si un poema debe ofrecer sólo imágenes que afecten la mente, como propone el escritor y filósofo mexicano Heriberto Yépez, entonces no fábulas responde a esa preceptiva con creces.

3. Un poema como “Aventura de un día”, cuya influencia secreta sería el poema “Intercambio cultural”, de José Emilio Pacheco, propone un absurdo que relata, en breves chsipazos metonímicos, la lógica de un tsunami. Animales y personas hinchadas, ahogadas por una repentina crecida que respondió no a fenómeno de la naturaleza, sino a la curiosidad del propio litoral marítimo. El poema intenta detectar hasta dónde soportamos la descripción de un desastre, y por eso, dota a un accidente geográfico de una condición inmanente del hombre: su capacidad de indagación. “El litoral marítimo se internó / tierra adentro en el continente // quería conocer otras lenguas / otras culturas // pero vio todo pasado por agua / como a través de una lente / de aumento// Regresó decepcionado llevándose / vacas ovejas / caballos bayos pastores y aldeanas / todos con el vientre hinchado / flotando tiesos bajo el atardecer”. Pero esa curiosidad, mata, se lleva todo, arrastra con sus imágenes el impulso que nos lleva a pensar indefectiblemente en el refrán: “la curiosidad mata al hombre”.

4. Los poemas de Rezzano, en ese sentido, son como un niño gigante, como los de Johnatan Swift, que cree jugar con un muñeco cuando lo cierto es que se divierte con un hombre de un tamaño diferente, y de pronto el muñeco sangró, se rompió, no se mueve por voluntad propia; entonces el gigante sacude el juguete, que no responderá más, y enseguida rompe en llanto porque entiende que la diversión concluyó. Ese proceso inconsciente es la historia secreta de la desproporción, de la falta de simetría entre el deseo y la proyección de ese deseo. En otro texto, “Funeral”, Rezzano pone a su yo magnetizado por el abusrdo, a participar de su propia inhumación. Ante un cajón vacío, sólo resta acompañar a los deudos, entre una avenida de tilos y naranjos, bien platense, más aromática que un Poett. Hay un efecto de descentramiento absoluto en esa procesión que hace que el escritor se describa desde la periferia de los despojos, después de muerto, incluso por fuera de la percepción, en un trance hipnótico y desajustado de las réplicas sociales. Parece un autorretrato efímero, en medio de una descripción sin epitafio, sin descanso, sin la perturbación afiebrada de la identidad. Rezzano adhiere a esa muerte ralentizada, como el tronco hueco que cae por su propio peso, y apuesta a la tenacidad del paso del tiempo que debilita hasta los cimientos de las edificaciones más seguras. No fábulas propone que el suceso interno sea un estallido con impacto retardado, pero cuando sucede la explosión, finalmente, implosiona, y todo vuelve hacia el texto en forma de grito ahogado.

5. Se puede afirmar que Eduardo Rezzano es un viajero insomne, preparado para inventariar y repartir el patrimonio de todos. En este libro su juego no es necesariamente peligroso, aunque siempre resulta enigmático, y donde la compasión es el anexo desprevenido de la perversión. En un poema como “Patito feo”, está el génesis de la forma de este texto, y que podría ser, como ya dijimos, aunque no con un protagonista exclusivo, el libro Cuervo, de Ted Hughes, pero también mantiene un parentezco con Fábulas, de Juan Gelman (sobre todo en el uso deliberado de la invención), o bien con ese texto de trascendencia proverbial que es el Noé delirante, del peruano Arturo Corcuera. La diferencia con estos textos, entre otras, es que el libro de Rezzano mantiene una escritura áspera, aunque de un rigor sutil, sinuoso, retráctil. Como los juguetes de un creador desquiciado, los materiales con los que se compone No fábulas pertenecen a un funcionamiento sin origen patentado, pero donde puede verse la marca de una mueca en forma de bestiario, o mejor, de no bestiario, que es una manera inteligente de desmentir la fábula. Al no incluir una solución detrás del formato, Rezzano propone la ausencia de toda validez en sus poemas; porque estos textos no intentan convencernos de su propuesta, sino que la redistribuyen. Para muestra, basta aquel poema donde se juega a ese juego bastante curioso entre una ardilla y una serpiente -las dos llamadas Oligopol-, que consiste en no tocarse, porque de lo contrario el que comete infracción es muerto al instante por el otro. Son las leyes de la libre empresa, y una particular forma de incluir el perdón, donde la supuesta improductividad del logos toma cuerpo., es decir, cuando la inspiración llega a los límtes de la escritura para dar paso al sistema razonado de esa inspiración. Donde el precio de la escritura es alto pero, a diferencia de los oligopolios, proporcional a la producción.

6. Finalmente, Eduardo Rezzano trabaja en este nuevo libro una renovada salida del estilo; es una de las maneras que tiene de ser él mismo, o más bien, de inventarse. Lo suyo no es un desarraigo, ni una vuelta a escenarios reconocibles. Lo de Eduardo Rezzano es una tentativa de crear un espacio temporal frente a un espacio sin tiempo, tal como le gustaba afimar a Octavio Paz. Y para eso utilizó las armas que suele desplegar cuando escribe: morosidad, plasticidad y ambigüedad. Los dibujos extraordinarios que acompañan los textos no son parte de la obra, es la obra misma. Referirse a ellos es volver a decir las mismas palabras sobre No fábulas. Peca ha construido lo que Rezzano dispersó en un maremagnum de simbolos ambulantes, caracterizaciones antropológicas y miradas transversales sobre la psiquis. Rezzano ha conformado su propia sociología del detalle, y ese es su verdadero patrimonio.

viernes, 29 de octubre de 2010

El cadáver invisible

Hay un detalle que no se nos puede escapar, y que valdría la pena describir después de detectarlo. Las exequias del ex presidente Néstor Kirchner han revalorizado el rol de las masas en el campo simbólico, pero esto se dio, a diferencia de las despedidas de otros ex mandatarios (Perón, Alfonsín), sobre los restos de un muerto invisible. No recuerdo un presidente que haya sido velado a cajón cerrado, clausurada su imagen para el universo colectivo, él y su traje final, en un féretro que nada dice salvo su poder metafórico incrustado en la visibilidad de aquellos que fueron a despedir a un ex jefe de Estado, por fuera del control teledirigido de los medios. Estaban, existían. La gente que despidió a Kirchner no se encontraba exiliada, sino que fue todo lo visible en la proporción de que, durante mucho tiempo, fueron rehenes del sentido común de una habitual mirada liberal de la política. Se trató de una genuina expresión de agradecimiento al santacruceño, y a la vez una valedera demostración de fuerza para con Cristina. No había un muerto que observar, ni tocar, sino el pleno poder simbólico de un fenómeno que desbarató la proyección inicial de la muerte de un ex presidente.
Lo que fueron a contemplar no fue un cadáver, porque lo que buscaban era una representación de las fuerzas ocultas que cualquier pueblo guarda para sí. El féretro sin cadáver consiguió focalizar la libido cultural en el deudo, es decir, la presidenta de la Nación. Fueron por Cristina a través de Néstor. Podría tratarse de un episodio mediúmnico, esa transferencia inmediata que el peronismo consigue plasmar sin interferencias, y que las miradas más cerradas llaman "populismo". Da la impresión que asistimos a la visibilidad del modelo, del proyecto que, por lo general, nunca se hace presente porque las entelequias no se hacen presentes. Y justamente porque no se trata de una entelequia es que el cuerpo sin cuerpo logra vehiculizar las emociones. Tal vez fuimos testigos -gente aliada al gobierno, los que no y los indiferentes- de una mayéutica, que es el arte de partear porque, como diría Octavio Armand, ese gran poeta y ensayista cubano, lo mayéutico "no condena ni encadena: ayuda a que nazcan las ideas, las libera". Y el adios a Kirchner revalidó aquello de que la política no sólo es cambiante, sino que tiene su temperatura. Aquí siempre se da una confusión colosal: "la realidad es cambiante", algo así como imponerse a ese absoluto bajo una fórmula azarosa. La realidad se construye con los actos; el poder simbólico es la contraoferta a esa realidad que termina en regateo. Y en el regateo, el poder simbólico siempre gana, porque es poco maleable, porque está alejado de la hermenéutico, y porque su condición necesaria es la progresión, es decir, la estructura metonímica a pleno. Lo que vimos es peronismo, aunque todos los actores no sean peronistas. Hablo de la mecánica, de su heterodoxia de sentido. Es cierto que siempre existen contradicciones que parecen insalvables, pero cuando mueve contamina todo. Cada vez que sucede algún hecho de este tipo pienso en el shock post-traumático de la sociedad, y en esa frase de De Rougemont, citada por José Emilio Pacheco en un poema de Irás y no volverás (1972), donde define a una manera de amar como "la posesión por pérdida". Y esa parece ser una de las conclusiones inmediatas de la despedida de un líder como Kirchner: en la pérdida existe la pertenencia.

jueves, 28 de octubre de 2010

Como una muerte de la que todos hablan

En la escena incial de Paris Texas, un film de Wim Wenders, un nómada atraviesa el desierto del Mojave con el corazón roto en busca de un lugar deshabitado, pero propio. De pronto, irrumpe sediento en un almacen de mala muerte, abre la heladera, saca una cubetera y se llena la boca de hielo, todo en forma desesperada, afanosa, y con los modaldes del caso. Tras ingerir los rolitos abre amplios los ojos y cae, fotogramas mediante, desmayado. Algunos aseguran que el choque entre el oxígeno del agua, la temperatura de los cubitos y la torpeza quie lleva una deglución con sobresaltos, puede llevar a un colapso de proporciones. En el caso de Travis, el protagonista de la película, el camino sigue, el hombre se puso de pie y echóse a andar. Me gusta pensar que ese fue el final físico de Kirchner, que jugó sus últimas fichas en cruzar su desierto repleto de dificultades, que pensó todo ese tiempo en cómo llegar a determinadas metas, cómo las fue cumpliendo y qué cosa -no un amor quebrado, sino, literalmente, un corazón roto-, qué cosa habría de hacer cuando se llegara al objetivo. Eso no sólo es previsión, sino funcionamiento y proyecto. Tal vez Kirchner no estaba desesperado como Travis, sino que sólo manifestaba con sus insert una manera de vincularse con el otro. Pienso en esto: la política como manera de intervenir. Sé que parece una verdad de perogrullo, aunque lo cierto es que la política, hace rato largo, había dejado de ser ese sitio donde intervenir. Parecía evidente, después de la wast land de la década del 90, que el próximo presidente daría un fuerte impulso no sólo al rol del Estado sino al de la clase política. Sin embargo, y ahí puede medirse la envergadura de la muerte de este tremendo político que fue Néstor, nadie en su sano juicio hubiese pensado que lo que era un nuevo borrón y cuenta nueva era, sin duda, un salto hacia adelante. Por eso la presidenta habla siempre de relato: porque se trata de una historia con subidas, bajadas, idas y venidas, pero que no encuentra obstáculos en su desarrollo, y si con ellos se topara, los eludiría sin miramientos. Ese es el funcionamiento que se puso en marcha: correr la suerte del relato. ¿Hace cuánto que en Argentina no se corre la suerte del relato? Es en ese punto donde uno se pregunta que, si vivir es una diaria resurrección, ¿por qué no pensar esa operación de acuerdo a la muerte? No es tan sencilla la tarea. Porque la muerte individual obliga a la resurrección colectiva, y ese mecanismo es menos fiable, más dramático, aunque si funciona es tremendamente revolucionario. Y cuando Néstor Kirchner pudo darle aire a la política también demostró los límites de la suya. Por ese mismo don inapreciable de la imprevisibilidad, es que Kirchner finalmente será recordado como un estadista. El estadista no es aquel que sólo proyecta el futuro de un país o es consecuente con un modelo a largo plazo, alternancia política mediante; también es un animal sorpresivo que parece que irá a mordernos, pero de a poco se nos acerca y pregunta ¿qué necesitamos? en vez de hacer lo previsible, que es echarse un ladrido y desparramar la tropa ajena. La muerte es una posibilidad del ser que el ser-en-sí tiene que asumir, decía Heidegger, casi como una máxima para conocer si en verdad el "maestro de Alemania" hablaba o no de la muerte. Vaya uno a saber. En ese sentido, el ex presidente lo hizo, al decir en infinidad de ocasiones: "de acá me sacan muerto". Y como Travis, Kirchner busca obcecadamente la verdad para el otro (en el caso del film, su hijo), para después perderse, lagrima rodando por la mejilla, en la soledad de la noche. No sé si existe un himno más perfecto que alegorice el desprendimiento. Se me ocurrió éste. La Argentina se ha quedado negra y sola, para parafrasear aquel comienzo de Argentino hasta la muerte, de César Fernández Moreno. Negra y sola, pero por poco tiempo.

jueves, 21 de octubre de 2010

¿Qué cosa es una toma de conciencia?

1. Ahora es el momento, el cuándo del quantum, lo que debiera tener un sentido unido a la razón como la razón sentido para la acción. Hoy es el día [el hoy de un presente continuo, que se hace futuro a la vez que se borra e invierte en favor del pasado] y por ese motivo habrá que acelerar los plazos, los fundamentos de la acción. La pregunta: ¿quién se mueve para inventariar la acción en puro funcionamiento de masas? Intento 1: Leer el segundo capítulo de Masa y poder, de Elías Canetti.


2.
Cualquier muerte nos llena de interrogantes, pero sobre todo disloca la capacidad de toma de posición. El pibe Ferreyra no sólo nos desacomoda, sino que vemos perturbada nuestra única virtud construida en democracia: la necesidad de pertenecer a una lucha. Cada asesinato de este tipo es un atentado al nosotros, porque nos devuelve al refugio de nuestras ideas que, por lo general, no fueron renovadas en tiempo y forma. Por eso, porque tener conciencia de lo que ocurre es un valor renovable, es que creemos que la democracia está amenazada, cuando lo que emerge de esta brutal liquidación de un chico de 23 años, es la agonía del procedimiento. El gobierno surgido en 2003 y después seguido en 2007, pueden leerse como gobiernos de transición, pero no una transición refundadora, sino un pasaje hacia los basamentos de una democracia perforada por los diagnósticos. Lo que vemos, lo que padece la familia Ferreyra [y Elsa Rodríguez, con un balazo en la cabeza], es el fin del diagnóstico. No se puede vivir auscultando la sociedad como si esta soportara mucho tiempo más un zarandeo de este tipo. Intento 2: Leer Los tigres de la memoria, de Juan Carlos Martelli.


3.
Ahora le caen, como aerolitos, contra el sindicalismo. Hay que diferenciar, pero es tarde: NADIE QUIERE DIFERENCIAR. La actividad sindical está vista como una mecánica mafiosa, demoníaca, cuando debiéramos recordar que fueron justamente los trabajadores quienes rompieron el cerco del silencio en la dictadura para dar luz a la democracia que puso al frente a la UCR, después de haber colaborado con más de 300 intendentes en épocas oscuras. Por supuesto, no creo que este sindicalismo sea homologable al de los 70 y al de principio de los 80, pero demonizar con la información de superficie es ser permeable a la manipulación informativa. En este momento estoy viendo TN (por favor, no banalicemos: veo sólo un canal de noticias) y su videograf: MARCHA POR MARIANO. Ahora, el grupo Clarín está profundamente interesado en la vida de un militante de izquierda? Es una novedad que no debe pasarse por alto. Lo que no debe también pasarse por alto es qué cosa se propone en ese tipo de información, ese título que es equiparable a la muerte de cualquier chico en boliche de Los Hornos, un caso de gatillo fácil o un derrumbe minero. Ferreyra no es un caso de inseguridad, sino una resultante de una fórmula imprescindible, desde Rucci hasta acá: el odio al progresismo.


4.
Lo que quiso hacer la gente del campo, del periodismo y parte del empresariado, fue traducido por la violencia de esa mafia lumpen. Siempre, una expresión de intereses necesita de su brazo armado, en forma conciente o de idiotas útiles. Cuando la sociedad cree que toma conciencia con relación a la muerte de Mariano Ferreyra (del que no conocen nada e intentan saber poco), están convencidos que este asesinato es una nueva oportunidad para reafirmar sus creencias. Nada de eso: la muerte siempre es un suceso individual; el proceso colectivo es armar una sociedad mejor, sin mezquindades ni especulaciones de baja estofa (Pino Solanas y Vilma Ripoll, en lo de Mirtha Legrand: si eso no es una derrota, cuál, entonces?).


5.
Lo último: investigan el accionar de la Policía Federal en los sucesos. Ya SABEMOS qué cosa es la policía. Eso sí, -otra vez- cuidado con los idiotas útiles (Pino, Vilma, etc.), porque detrás de todo esto avalan que por PRIMERA VEZ SE REPRIMA para justificar convicciones propias (me refiero a la búsqueda de un título: "Gobierno represor"). No hay peor progresista que el que cree que le quitaron las banderas que nunca enarboló, o que cierta vez llevó adelante con la convicción de un juguete difícil de desarmar. Falso de falsedad absoluta.

jueves, 14 de octubre de 2010

Cuando la política se vuelve un conejito de Indias

Mientras los mineros chilenos y un boliviano son extraídos del más hondo de los hondos de los suplicios, Cobos hace de nuevo de las suyas. Es decir, se regenera a sí mismo, esta vez sin titubeos, e instala para sí una chance electoral. Con el voto positivo en favor del 82 por ciento móvil no sólo posiciona un escenario virtualmente derretido por la falta de producción política en la oposición, sino reinventa una coreografía de disputa que estaba alejada desde mitad de 2008, después del conflicto de la 125. Creer que este proyecto es inviable, no es acompañar a rajatabla lo que exhiba el gobierno, sino decodificar la ausencia de argumento de esta iniciativa desde bloques heterogéneos. En los discursos de los senadores opositores no trascendió ningún argumento creíble (en verdad, todos muy vagos) sobre el financiamiento de este beneficio que desean los jubilados, con razón, desde hace más de 40 años. El fondo de la ausencia de financiamiento es el desfinanciamiento del Estado. Nada se habló de la desproporción que habrá entre los salarios mínimos y los más altos, que serán extremadamente altos, con lo que se estará ante un escenario de menor distribución salarial. Afirma la oposición que si el ANSES tiene superávit, este debe utilizarse para pagar los aumentos de la clase pasiva; la asignación universal por hijo, dice again la oposición, se puede pagar con el cobro de la "renta financiera". Esta oposición, que jamás planteó semejante cosa porque nunca estuvo en su espíritu, desea correr por izquierda a un gobierno que siempre se plantó desde el progresismo. Es una toma de posición pero también de reconocimiento de que las medidas que ha tomado el Ejecutivo, en materia previsional, son las más equitativas y arriesgadas de los últimos años. Lo saben, y por eso mismo, deben descabezarlas. El senador Gerardo Morales se atrevió discutir los porcentajes del impacto de la asignación por hijo, diciendo que con esta nueva redistribución, el beneficio que ellos jamás imaginaron podrá hacerse mejor. Extraño en alguien que encarnó a un gobierno que limpió de un plumazo el 13 por ciento del salario de los jubilados y los estatales, para más tarde huir dejando 35 muertos. ¿Por qué ahora lo harían mejor? Porque justamente, no pueden hacerlo mejor. La oposición intenta gobernar el país desde el 2011, pero para llegar a eso deben gobernar a partir de ahora. Los proyectos que intentan aprobar en ambas cámaras son parte de las políticas que siempre sostuvieron, y como son perfectamente conscientes de que caen en el fracaso, ahora aprendieron que esas políticas las debe llevar el gobierno de turno, opositor a ellos. Para formular propuestas, el sector opositor debe probar qué capacidad de daño pueden llegar a tener: ya conocen los alcances del error en el poder. La oposición no quiere sólo marcar agenda, sino que se lleve adelante su programa a través de un gobierno con distinto pensamiento económico, con tácticas políticas contrarias al sector opositor y que a la vez experimente costos electorales ajenos. El resumen estratégico sería el siguente: Si querés llegar al poder, debes gobernar antes, durante, pero no después. Ese es el axioma de la oposición y eso es lo que estamos observando. No hay después cuando no existe política. Los años han vuelto a cierta clase de dirigentes mucho más cínicos de lo que imaginábamos. Y si el costo será el veto, así será. Comienza la temporada de caza y habrá que ver qué nuevas estrategias tiene el oficialismo para producir política. Con las viejas, ya no alcanza.

sábado, 9 de octubre de 2010

Los mundos de Arno Wołica (10)

Arno Wolica interpretando un fragmento de una obra de culto de Guillermo Estévez Boero, junto al Teatro Negro de Praga. Única y última experiencia de ese tipo. Bratislava, 2005.
Después de meses sin dar señales, y menos de vida, Arno Wołica volvió a editar un poema, esta vez en un pequeño periódico universitario de Varsovia. El texto relata una velada, de aquellas en la que a veces participamos, y donde el visitante es vampirizado por un anfitrión con el sólo objeto de lanzar una catársis inesperada. Preguntas profundas, reflexiones antojadizas, justo en el momento en que el invitado tiene en mente sólo pasarla bien y olvidarse de algunos malos tragos. No siempre eso sucede. Arno consigue, como casi siempre, que lo banal sea universal, aunque sea un momento.


VISITA INADECUADA

(Odwiedź nieodpowiednie)

“¿Puede vivir sólo sin imaginación?
¿No tiene nada que decirme?” El jueves
vino a hablarme Wladislaw Tadeusz
sobre un asunto de la mayor importancia
Tengo necesidad de que me humanicen
pero no a costa de un gran discurso
Y menos esa noche La idea de algunas
personas de arrancarle aplausos a una platea
invisible En nada lo aprecio y además
carece de gusto por lo clásico Anoche
lancé gases durante la hora y cuarto
que duró la peroración Más tarde brillé
en un salón de baile con tal presión
retórica que a la vez que despedía chispas
me sumaba a un desconcierto de mucamas
oculto en un hotel de sindicato Querida
amiga: después de perder trenes en todos
los empalmes posibles pude al fin verte
y pasar la noche aquí Para qué más horas
en hoteles solo Cada vez que lo preguntas
no obtengo salida conveniente
Dejemos eso para más adelante

sábado, 25 de septiembre de 2010

No asustes a los caballos

1. Escribió el polaco Arno Wolica: "Cada vez que visito a mi abuelo Kazimierz busco el mismo disco: Hard to Find, y este tema, Don't Spook the Horse. Mi abuelo nada sabe, nada conoce, todo lo que busca es la huella de su ignorancia. Sólo intuye, es decir, reconoce al filo de la adivinación el sentido que el sonido de Neil Young propone a esa vida aislada por un mundo al parecer mejor que el suyo. Cierta vez, no hace mucho tiempo, se me zafó el volumen de su humilde equipo, cuando sonaba este tema. Mi abuelo vive en medio de un silencio de bosque y nieve, y por eso, él también se sobresaltó. Enseguida, casi sin apreciar el avance enloquecido de los decibeles, un grupo de caballos cruzó corriendo por el frente de su casa. Casi se despeñan en un acantilado cercano al risco que gobierna el territorio donde mi abuelo planta batatas y riega los huecos demorados de sus hortalizas. Arno, por favor, dijo Kazimierz, llevate de una vez ese disco, pero no asustes a los caballos. Pensé que se trataba de un temor especial, una suerte de dimensión privada que en ese momento me estaba siendo mostrada, por algún motivo. Pero enseguida pensé: "A quién no le asustan las tropillas, no?" Sin embargo, lo que le daba pavor a mi abuelo era que el volumen de un aparato como el suyo no tuviera control. Se mostraba más tranquilo sabiendo que podría ejercer cierta autoridad con un animal, pero jamá con un aparato electrónico. Más allá de todo esto, el volumen fue reparado y el temor disminuido. Que una gavilla de caballos asustados sean incentivados por un equipo de música que de pronto perdió el sentido, era algo excesivo para Kazimierz."

2. Y después, Arno reflexionó tras el trazo anecdótico; "Nunca supe demasiado sobre alguna cuestión específica, salvo la dirección de las palabras que escribo, cuando consigo pesarlas, creyendo que con ellas se organiza un mundo que se vacía a medida que intenta ser nombrado. Al contrario de lo que se cree, las palabras tienen un peso menor a medida que avanza la idea de que con ellas todo puede hacerse. Como los caballos asustados de lo de mi abuelo: no consiguen con su desatada carrera resignificar alguna que otra alegoría, cuyo efecto más nocivo es creer que con ello representan nuestro mundo. Sólo se manifiestan dispersos. Ya lo dijo el cazador desde las zonas estivales donde proliferan los zorros de cola recortada, para eludir la mira del que caza: 'Si quieres ir a montar en el pasto alto y verde, trata de no asustar al caballo'."



Neil Young interpretando Don't Spook the Horse, del album Hard to Find. El tema es de 1990.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Directo al infierno

Decía el indescifrable [qué bueno que fuera así, no?] de Ludwig Wittgenstein que entre la orden y la ejecución hay un abismo, y que éste tiene que ser superado por la comprensión. Debemos creer en esa "mancha de tinta" a la que alude el germano, para entender que una orden no es sólo una gavilla de sonidos, también es el uso determinado por la voluntad de ejecución. Qué cosa se siente cuando se afirma una determinada montaña de inexactitudes. Decía Hank Moody que su familia avanzó de modo autónomo, mientras él se hundía en un mar de aparatos reproductores femeninos. No es una simple queja sino una descripción de lo que pudiera ser un reclamo de visibilidad. Aparecer, salir de la superficie, es radicar la ejecución previa a la orden. Y a veces son los mismos hijos los que nos ajustician, reelaborando el misericordioso "Proceda" (una editora quiere sacarme las comillas en un poema, vaya a saber qué lío se hace con las voces independientes, sobre todo del texto), y hay momentos [uno es éste] en que comprendo qué cosa subsiste más allá de los parlamentos de David Duchovny, atravesado por Hank Moody, después de haberle regalado a su hija un perro boxer, cachorro, juguetón y besador como pocos. La hija del escritor de Californication no será la hija del minero, no entonará como los dioses, porque nunca tuvimos la desgracia de escuchar sus voces, pero entonces ella acaricia su perrito espantoso y le asegura, sonriente, en la medida de lo distante: "Haz lo que quieras, papá. Te amo pase lo que pase". Y ya no más esfuerzos por acercar posiciones. Los hijos nos condenan antes de descifrar la labor que hacemos por parecernos a ellos y alejarnos sin escala de nuestros padres.

Hay una veneno incondicional que se toma una sola vez, y ese momento está dado por la misma y certera pregunta improcedente: "¿Hay vida después de la mía?" Una vida completa incluye una sobreactuación fenomenal, cuya última estación será arribar al grado cero del afecto, a lo más virgen que se pueda intercambiar en un lapso brevísimo. Antes que el bebé abra los ojos y encuentre un mundo, estará de acuerdo en una sola cosa, que los padres son maravillosos, fuertes y excelentes compañeros de apertura universal. Somos el Virgilio de un Dante hecho a la medida de nuestras aspiraciones. El amor filial no es incondicional, sino consanguíneo. Se hará lo que se quiera, pero la mirada de la sangre nos desvía de nuestros sueños de corto plazo. Por eso, Moody, reflexivo, cuando camina sobre la arena fría, observa a su ex esposa e hija en su diálogo de cuerpos. Terceros, excluidos. Te amo pase lo que pase. "El reloj avanza. La brecha se expande. Ella no me amará por siempre, 'pase lo que pase'". Iré directo al infierno debido a mis esfuerzos por lograr la incondicionalidad, porque esto me acerca más a exigir una rendición que dejarme llevar por el ojo que me modela. Y así, todo lo que digo lo digo sin decir nada. El poeta peruano Jorge Eduardo Eielson pensaba algo semejante, pero lo escribió, lo hizo correr como un carretel, que olvida el concepto de madeja en la medida que el hilo sigue la pendiente. Ocurre en las familias, incluso en las mejores. El hilo no siempre se corta por lo más delgado.



The Brian Jonestown Massacre, tocando Going To Hell, del trabajo Strung Out in Heaven, de 1998.

martes, 24 de agosto de 2010

Un relato

Acabo de escuchar a Jorge Fontevecchia, dialogando con Ernesto Tenembaum y Marcelo Szlogtowiazda, justo en el momento en que el CEO de Perfil dice una frase aterradora: "Si pudieran, todos los políticos serían dictadores". No cabe caer en el simplismo aquel que asegura que este tipo de frase es una extensión del deseo inconsciente, y que por ende quien critica se define al mismo tiempo. Ha corrido demasiada teoría del espejo para volver a mirarse a la cara, son demasiadas consecuencias. Esa frase intenta definir al poder como una enfermedad; o peor: a la disputa ´política como una enfermedad que, de desarrollarse, se lleva puesto todo. En verdad, Fontevecchia reacciona con efecto retardado -porque la entrevista es del lunes, anticipándose- y lo que muestra es un prejuicio desmesurado por ciertos mecanismos de la democracia. Y esos mecanismos no son necesariamente una referencia institucional, sino que se trata del mantenimiento en el tiempo de un discurso que no desproporciona la anécdota, sino que la restituye a una estructura de facturación de presente. Cuando Van der Kooy y Blank, en el último programa de Código Político, se divierten con la idea de asistir a la puesta de un relato oficial con relación a Papel Prensa, montan otro prejuicio aún peor que tomarse en joda "la democracia", y es creer que la invención y la adulteración de la verdad, es la misma cara de un poder oculto en el Gobierno Nacional. Blank decía: "Se va ainventar un relato. Se dieron cuenta que tenían que inventar uno..." Y allí reside el problema: necesariamente había que inventar un relato. Para decir algunas exactitudes se debe armar, urdir un trama sensible allí donde sólo existe la dureza del testimonio. El trabajo sobre Papel Prensa es una ficción tan compleja como del Nunca Más, lo que no significa que se esté mintiendo, sino que se está registrando la posibilidad de ofrecer un catálogo de información, que incluya una de las formas de verdad. Al mofarse, Blank posibilita una respuesta. Lo que no tolera el llamado Grupo A, y cierta plana de la oposición, es la tarea de utilizar la invención para sostrener un relato que ni ellos mismos creen. Por eso, en este día 24 de agosto, como nunca tiene mayor sentido el trabajo sobre Papel Prensa, porque estas son las bases por las que algunos abogaron -con consciencia o sin ella- después de acabada la dictadura. Por eso, salen a hablar, y Fontevecchia a dialogar con estos dos periodistas y desmentir lo que todos conocen: que fue un editor y periodista que respaldó el Proceso, por más que él lo haya negado en la entrevista, y tampoco se lo hayan mencionado. Es así: la democracia, después de 27 años, reabsorbió algunos personajes nefastos del periodismo y los puso a orbitar, legitimados desde unos cuantos medios; y también mostró que en el progresismo alfonsinista hubo, como construcción, cierto nivel de tolerancia en lo discursivo, pero cuando ese recurso se agota se empieza a hablar con la voz de otros, porque el guión se acaba alguna vez y más tarde aflora lo que estaba debajo de la superficie, como un cadáver en el río, en algún momento aparece como testigo mudo por màs que haya estado en las profundidades.

jueves, 19 de agosto de 2010

Bulnes 326

Sábado 14, en La Usina, leyendo este poema de Arno Wołica. Nadie pudo advertirlo. Pasó totalmente desapercibido. Lo mismo su presencia.

Una noche en La Usina
(Noc w Elektrowni)

Temimos no saber nunca más
de él en representación de otros
Y para no perder mis gestos
mencionaré nada más un detalle:
"Todo fue perfecto", y segundos
después: "Punto, y enseguida
seguido".

Así el peso de los años
y los días Así cualquier
verdad sea inefable
La palabra apenas puede
apuntar en una dirección
siempre que querramos
Por eso el lenguaje logra
desvincularnos de los hechos.

(La película que ahora
se estaba rodando parecía
ser la de un aficionado
)

A. W.

Arno Wołica en su casa de Koszalin, sin sombrero y afeitado, haciendo los quehaceres. Fotografía actual.

lunes, 16 de agosto de 2010

Los mundos de Arno Wołica (9)

Hay momentos inexplicables, situaciones que llaman por sí solo a confusión. ¿Puede ser que en la lectura tan cálida de ayer en La Usina, Bulnes 326, Almagro, ninguno de los presentes haya advertido la presencia de Arno Wołica? Es verdad que el recital de los Traveling Wilburys fue de alto impacto, pero de allí a no advertir la presencia de uno de los poetas más relevantes de Europa, es al menos llamativo. Uno de los registros fotográficos de Natalia Molina es determinante (ver foto), se lo ve a Arno junto a Horacio Fiebelkorn, dialogando en cirílico (es sabido lo del viaje de Horacio a la URSS en 1989 y su entrevista a Yeltsin), así que las sospechas sobre la presencia de Arno Wołica en La Usina, quedarían prácticamente despejadas. Desde ya, no es sencillo de elaborar una teoría sobre los motivos de Wołica para estar en nuestro país (se habla de una invitación de Osvaldo Aguirre y Helder al Festival de Rosario de este año, pero eso es una asociación extremadamente libre), pero existen algunos indicios que podríamos desarrollar. Eso sí, tres de los Traveling podrían encontrar respuesta a sus interrogantes. Rodolfo Edwards dijo: ¿Quién es este chabón? No entiendo lo que dice. Parece sufrir un terrible impedimento"; Desiderio dixit: "No le gusta que lo filmen. Parece esos aborígenes que se tapan el rostro ante la cámara fotográfica, por esa superstición de la captura del alma"; mientras que el amigo Morfes fue más explícito: "¡Qué cara de muerto de hambre tiene este tipo! De dónde lo sacaste? ¿Por qué no le comprás un alfajor de maizena?", le preguntó a un Fiebelkorn incómodo, balbuceando argumentos. "Sgrrrchhs!", dijo el bilardista. Más allá del registro fotográfico, Fiebelkorn tuvo la deferencia de pasarnos uno de los últimos textos de este escritor notable. Disfruten su poesía, como nosotros disfrutamos ayer con la buena gente de La Usina. Gracias.
Me arrancaron el piercing

A fin de dejar espacio
para las lágrimas
el ghetto se vio afligido
por un gran pesar Parecía
un personaje menor
del Bayaceto Los oídos
todavía quedaron doloridos
y absueltos por la perforación
Poco a poco dejó de escuchar
y se ocupó más tarde
de sus piernas Y tras un golpe
fuerte se desprendió de suyo
la palabra Turquía Así nadie
volverá a dirigirse descalzo
de este lado del mundo
La oreja sangra a volúmenes
cuando un perro aumenta
los ladridos delante de un joven
cuyo perfil es la cubierta
de un libro de Walesa
La prueba irrefutable. Arno dialogando en ruso con Fiebelkorn, el sábado último, en La Usina. No tiene gollete que el platense siga negando su intervención en este tema. (Foto: Natalia Molina)

lunes, 9 de agosto de 2010

Trasnoche

Tuve pesadillas de todos los tenores, pero una de las peores resultó ser esta: caminaba sin rumbo fijo por una calle de La Plata. Parecía ser la calle 58, a la altura de 14, cerca del club vasco, sin embargo no podría afirmar que era esa misma zona, donde años atrás solíamos caminar con mi amigo Sergio Amar, mientras estudiábamos museología. Año 79, 80, aprox. De pronto sentí hambre y quise comerme una cazuela de mariscos. No pude. En el momento en que me sentaba en la mesa, un mozo muy parecido a Pedro Dizán se me acercó, y como el barman que atiende a Jack Nicholson en "El resplandor", me pidió que lo siguiera (ahora que lo pienso, el barman no pidió nada, sólo le daba de beber al beodo de Jack). Lo seguí a Pedro Dizán hasta un apartado de lo que seguramente era el Euzko Etxea, pero de pronto todo se convirtió en el Kenia Sharp Club. Lloré a mares, me emocioné como un abanderado (no, tampoco; es el escolta quien se emociona, por dos motivos: porque está enojado con el abanderado -cuestión de celos profesionales-, o porque no cree aún el haber sido elegido para alguna cosa. El escolta siempre es el relleno del símbolo. El abanderado también, pero cumple con la función de sostenerlo (al símbolo)); bien; estaba emocionado, realmente. Trabajar con Pedro Dizán era todo lo que quería hacer en ese sueño. Dizán me hizo sentar frente a una cámara de televisión, y de inmediato comenzó la trasnoche. Pero la trasnoche Aurora Grundig!! En ese momento me di cuenta que mientras Pedro Dizán comenzaba el Kenia Sharp Club, yo empezaba, o mejor, balbuceaba, la trasnoche Aurora Grundig. Yo también era Pedro Dizán, qué honor. Mientras presentaba una ficha con los actores del film "The Thing with Two Heads", de 1972, Dizán presentaba "The Trip", de Roger Corman, de 1967. Hay que tener mala suerte, incluso en los sueños. Y lo peor de todo: Pedro Dizán descontaba una cazuela de mariscos, y tenía de invitados a mi amigo Horacio y al grupo Procol Harum, cantando A Salty Dog, mientras yo comía un espantoso pastel de amarettis. Qué necesidad. Qué calamidad. Por mi grandísima culpa.

domingo, 25 de julio de 2010

Poesía platense, un principio de discusión

Esta nota, publicada hoy domingo en el diario El Día, es un extracto de una charla de más de una hora entre Julián Axat, José María Pallaoro, Sofía Silva, Ramón Tarruella y yo. Un poco sintética, es verdad, pero grafica lo que piensa cada cual sobre el asunto. Se habló mucho más sobre el panorama de la poesía y las editoriales en La Plata, pero sirve para adobar la discusión.

lunes, 19 de julio de 2010

Habla Róger Santivañez

En esta entrevista para El Telégrafo, periódico de Guayaquil, el excelente poeta peruano Róger Santivañez, autor -entre otros libros- de Eucaristía y Labranda, habla de sus influencias, su derrotero literario y sus preferencias a la hora de mencionar sus contemporáneos. La claridad de este escritor va de la mano de su escritura, puro riesgo y velocidad, completa dosis de tradición y vanguardia. De los mejores de los últimos años.

viernes, 16 de julio de 2010

Quiero escribir y me sale pintura


Y bueno, no se puede conformar a todo el mundo, menos a una nación. Se aceptan críticas, de cualquier tenor o soprano. Aguante La calabaza del diablo!

domingo, 11 de julio de 2010

Salió por Goles Rosas: La orquesta de bronces (poemas ex yugoeslavos)

Tres poemas de adelanto de este libro pequeño, editado por esta muy buena gente, Juan Aguirre a la cabeza. El libro tiene un sistema particular: el interior y la tapa van por adjunto, vía mail. Cada quien lo imprime y construye su libro, sino, se lo lee por pdf. Ojalá les interese. Para comunicarse con los muchachos de Goles Rosas, escribirles a golesrosas@yahoo.com.ar
Atroz en Yugoslavia

Perhan acompaña a Danira, siendo
aprensivo como es, a los hospitales.
Deja a su abuela atrás, y a su manera
sigue la pista de toda operación
ilícita que lo involucre. A continuación
emerge de entre los niños y las mujeres
vendidos como servidumbre por sus familias.
La comitiva en furgoneta semeja ensambles
de maturrangos en plena marcha. Incapaz
de permanecer con ella, enseguida
se fuerza en dejarla y viaja a Italia.
Todo se salió de sus cabales, adversarios
o no. Final de un sueño de afiliación
masiva. No en otros términos las lealtades
que cambian de puesto son procesos
sin pellizco de alevosía.


Llanura de Vipava (1992)


Tren del atardecer devenido
de pronto en hilera nocturna.

Es verdad, los acantilados se habían
convertido en un rosario de tinieblas.
Brillo de luna a través de las lumbreras
que apenas se movían de sitio.

Una recta con curvas y cambios
de dirección salía de sus puntos
cardinales, mientras despuntaba
una naturaleza muerta de uvas
y peces. Visión de las primeras
cepas, auxiliadas por filas radiantes
de viñedos adheridos a una ladera.

El tren estaba a pleno y la gente
hablaba de un modo confuso
e ininterrumpido. El conductor
también hablaba. No pasó una hora
en la que no se hiciera una pausa.

Convertido en la atención misma
así miraban su cabello. El de una
joven soldado lamiendo sus heridas
y el de un prójimo de la misma edad,
despertándola.


Con relación a los saqueos (1997)

Mañana no habrá dinero.

¿Será mejor que perturbar
el sueño de un hombre
sólo por sopapear
a su adversario?

Así, estirar los brazos
hacia la cartera y colocar
esa elevación de billetes
sobre la mesa: una labor.

Contarlos, acto seguido.

Que el ratero siga
donde está.
Nadie lo llama,
¿quién lo necesita?

Una persona así
es capaz de todo
-incluso de volverse
feliz entre los vivos-
y más allá de las lucernas
con que relumbra
una vida de humo
y degollina, verifica.

Con los mendigos
se hará una excepción.
Después de todo
sólo manejan sumas
miserables.

jueves, 8 de julio de 2010

"Es imposible encarar cualquier proceso de cambio sin un porcentaje muy importante del sujeto peronista"

El ex diputado nacional y dirigente del SI, Carlos Raimundi, mi amigo desde 1977 (Colegio Nacional de La Plata, preceptor, lector de Ignace Lepp, y tripero como quien escribe, etc.) dice aquello ("es imposible encarar...) y otras cuestiones referidas a la situación actual, su mirada sobre el peronismo, el kirchnerismo y la batalla contra los factores de poder. Vale la pena. Nota muy jugosa con un dirigente que tiene que volver a la cámara urgente.

lunes, 5 de julio de 2010

Se fue Horacio Castillo: Ensenada 1934 - La Plata 2010

A Horacio Castillo lo conocí poco y lo leí mucho. Lo poco que pude conocer a este ensenadense devenido platense, fue suficiente para comprobar que el rito silencioso del bajo perfil acomoda los tantos en poesía. Nada de énfasis, ninguna cosa fuera de su escritura que sobresalga, nada de lobbys subterráneos. El hombre escribía, en ese Egeo personalísimo por el que funcionaba un mundo propiciado por el rigor de una estructura, la absurdidez de un sistema métrico implantado detrás de un lector promedio y esa perturbación que tienen los grandes escritores cuando hacen andar una deriva que parece tragárselos a sí mismo. No habrá otro como él; no hubo otro como él. No porque la muerte lo haya alcanzado es que su figura se agiganta, sino que los que escribimos siempre nos sentimos pequeños delante suyo. Rescato ahora un texto de su tocayo, Horacio Fiebelkorn, que escribiera para la revista El Espiniyo, dirigida por el amigo José María Pallaoro, en 2006. El texto se titula "Castillo, el solista". Antes, para que conozcan cómo escribía, por si nunca lo leyeron, recojo un poema suyo, Para ser recitado en la barca de Caronte, perteneciente a Tuerto rey, 1982:

"El paisaje es más hermoso de lo que habíamos imaginado:
estas murallas que caen a pico sobre nosotros,
aquel sol negro descendiendo sobre la laguna,
allá, a estribor, un arco iris que refracta la niebla.
Pero esta moneda de hierro entre los dientes,
este óbolo que debemos morder hasta el término del viaje,
cierra la boca que desea cantar.
Cantar para estas almas tristes sentadas en el banco,
mientras el cómitre marca con el látigo el compás,
mientras ordena remar sin interrupción,
cada vez más fuerte, cada vez más rápido, más lejos de la luz."

Castillo, el solista

Por Horacio Fiebelkorn
1
En un ensayo sobre Juan L. Ortiz, el poeta y crítico rosarino Martín Prieto afirma que “las historias de la literatura, los esquemas, las muestras, trabajan sobre el coro: un conjunto de voces que interpreta una misma canción, sea ésta modernista, postmodernista, simbolista, vanguardista, etc.” Prieto agrega que “una voz disidente no tiene lugar en la convención de la historia de la literatura.”. El ensayista daba cuenta de las dificultades y límites que durante décadas mostró la crítica para ubicar al autor entrerriano en alguna corriente que pudiera identificarse con facilidad.
Los años pasaron y la obra de Ortiz ya no ocupa el lugar de mítico-autor-de-culto-que-mira-el-río: hubo un enorme movimiento que lo llevó de la periferia al centro, y se hizo justicia, pero hubo que pagar un precio, que fue, ni más ni menos, la conformación de un coro orticiano, De aquel poeta que escribía en la máxima soledad, sin gestos rituales de pertenencia, sin códigos de complicidad con nada que no fuese su propia voz, sus propias emociones y su propio modo de percibir el mundo, derivó algo que, ahora sí, permite una afiliación, un carnet de socio: algo que habilita a, llegado el momento, pedir un lugarcito en la historia de la literatura que, como bien se sabe, se escribe en base al coro y no a los solistas.
Se podría, también, hablar de coros gelmanianos, gianuzzianos, lamborghinianos, carrerianos y zelarrayanescos. Sí, claro, puede surgir buena literatura de allí, pero sin el riesgo ni la aventura del solista, que suele encontrar a sus lectores mucho tiempo después de comenzar a difundir su obra.

2
Ajena a este tipo de operaciones –que suelen inflar a ciertos autores en desmedro de otros, y no se ocupan de los menos obedientes al mandato del elogio- la poesía de Horacio Castillo no dejó de crecer y provocar admiración a lo largo de más de treinta años, y su asumido carácter solista la torna resbaladiza y poco dócil a las clasificaciones de la crítica.
La primera en dormirse, en mirar para otro lado, fue la crítica local, incapaz de advertir la ruptura, silenciosa y profunda, que se producía en la poesía platense a partir de los textos de Castillo, con su libro “Materia acre” (Carmina, 1974).
Hasta el momento, nadie comenzaba un poema con versos como “Soltar la lengua, de manera que no trabe el producto/ que viene desde adentro, impulsado / por una fuerza superior”(...)
La impersonalidad que Castillo imprimió a esos versos, daba por tierra con décadas de exaltación romántica, que era la línea dominante en la producción poética platense, defendida con mayor o menor pericia por diversos autores. Línea que prolongaba un concepto que hacía del “yo lírico” el centro de todo, y limitaba la poesía a la manifestación emocional. La complacencia y el autofestejo permitían que bastara expresar buenos sentimientos en verso, para que el resultado sea considerado poesía, y el autor un poeta.
Esa impersonalidad que impuso Castillo en sus textos – y que Pablo Anadón destaca en su ensayo introductorio a la compilación “La casa del ahorcado”- décadas después se constituiría en la marca de identidad de gran número de autores, acaso con otros referentes, pero Castillo ya la había llevado a la práctica en 1974, en plena explosión de poemas coloquiales y redentores de fácil comprensión para las masas populares, y de exigencias extra-literarias al trabajo poético.

3
Sin renegar de una filiación que reconoce orígenes en los poetas de la “primavera fúnebre”, en especial de López Merino, Castillo parece haber realizado un trabajo de expurgación profundo en relación al lastre ripioso de ciertos modos de adjetivación, y del uso de endecasílabos y alejandrinos: lo suyo es el verso libre, compuesto palabra por palabra, con un frecuente deslizamiento hacia lo narrativo, sin que esto signifique “prosa cortada en verso”. La asimilación profunda de la poesía griega y anglosajona fue un potente antídoto contra el lugar común de la rima forzada y vacía.
En el ensayo antes mencionado , Anadón establece una diferencia entre la poética de Castillo respecto de la de Alberto Girri –con la cual siempre fue asociada- en el sentido de que la obra del platense se “adentra en una lírica nítidamente visionaria”. Mientras Girri –dice Anadón- “marca los límites de lo que puede y lo que no puede ser pensado y expresado por medio del lenguaje humano”, (...) “Castillo intenta aprehender en imágenes verbales esa forma y ese significado que no pueden ser todavía objeto de pensamiento”. Dicho de otro modo: Castillo nada allí donde Girri se ahoga.

4
Pero ¿qué es esa forma y ese significado que Castillo traduce a imágenes verbales? La pregunta no puede separarse de la búsqueda de la lengua que haga posible esa traducción. Castillo habla de forma y abstracción, en el sentido de “separar las cualidades de un objeto para considerarlo en su pura esencia”. La palabra esencia invita a pensar –como lo hace el propio Anadón- en un autor esencialista, pero es posible aventurar otra vía de acceso, otro tipo de comprensión.
En efecto, quitar las cualidades de un objeto es, en más de un sentido, despojarlo de cualquier tipo de restos de códigos temporales o contextuales, y los objetos dejan de ser familiares, pasan a ser raros, o mejor dicho, se muestran bajo una luz enrarecida. A la inversa de Gianuzzi, que vuelve familiar lo que está fuera de foco, Castillo aleja las cosas, las sitúa en un lugar distanciado, para hacer que, desde allí, operen en un efecto ominoso, en el sentido que Freud, justamente, otorgaba a dicho carácter: cuando lo familiar se vuelve extraño, cuando lo desconocido está al acecho detrás de lo habitual. En los poemas de Castillo hay automóviles, postes de teléfono, caciques que hacen llover, imágenes oníricas, ruinas, y un cruce continuo de tiempos, desde la Grecia antigua hacia lo contemporáneo: se permite incluso transcribir, en “La toma de Constantinopla”, fragmentos del tema “The end”, de los Doors, pero el clima, en todo momento, hace destilar sobre el aquí y ahora la penumbra dramática de objetos y personajes. El gesto de interrogación que el pulso de Castillo deja caer en su poesía, es atemporal sólo en apariencia: siempre está dirigido al presente, concebido como resumen de la Historia, por más que muchos de sus textos aludan a un pasado lejano, temporal y geográficamente. En esas preguntas que deja picando sin formular, la lengua se prolonga en la lectura, y el poema, finalmente, se realiza, rompe el cerco de la página, invita a una caza de altura. “El poeta es el poema”, dice Castillo en una entrevista, llamando a concentrarse en el texto, y no en el posible rastreo de autobiografía en sus poemas.

5
Impersonalidad, narratividad, adjetivación sobria, mínima intervención del ego: el poema “Culto”, publicado en 1974, permitiría caracterizar a la poesía de Castillo como objetivista. Pero esa definición implicaría limitar o condicionar a la obra en relación a aquello que le permite hablar por sí misma, e invita a confusiones, en la medida en que, en todo caso, el camino de Castillo no tiene mucho en común con la ruta que transitan otros autores que sí se reconocen en ese modo de concebir la poesía. Visionario a la manera de Blake, Castillo no forma parte de ningún coro, y no dirige ninguno: es lo que Harold Bloom llamaría “poeta fuerte”, y su obra no convoca a formar coros sino a que aparezcan más solistas que se animen, con los materiales de cada cual, a no ejecutar otra cosa que no sea su propia música.



Entrevista a Horacio Castillo, para la revista virtual Atmósfera Nº 3, 2007. Reportaje a cargo de Horacio Fiebelkorn, Daniel Durand, José Villa y Juan Desiderio. Gentileza de Horacio Fiebelkorn. Al final de la entevista, Castillo lee un poema, El pecho blanco, el pecho negro, perteneciente a Los gatos de la Acrópolis. Los primeros versos del poema, en la voz de Juan Desiderio. Todo un trasvasamiento generacional.

viernes, 2 de julio de 2010

τεχνική (algo sobre Maradona que aún no se haya dicho)

Es sabido que la técnica es un conjunto de máquinas en funcionamiento. No es nada novedoso el concepto, porque lo inventó Aristóteles tropezando con el sentido común cuando éste era apenas una totalidad contemplativa. Si algo le debe la filosofía al sentido común, es haber sido, casi sin proponérselo, el hermano mayor de la cadena evolutiva de una crítica de la razón reflexiva. Pero eso no tiene demasiada importancia. Lo real es esto: el rostro sereno de Maradona hablando con Santo Biasatti y la advenediza María Laura Santillán. Se trataba del rostro de un ex jugador que devino técnico de fútbol, cuando la mayoría de los periodistas deportivos y esas personas que ejercen lateralmente el sentido común como posibilidad de suceso coletivo, entendía que lo mejor para sus conciencias era proponerlo eternamente como un ex jugador. Y el impactante cambio que experimentó Maradona desde que llegó a Sudáfrica es que no experimentó cambio alguno. Diego confirmó que nunca hubo una serialización del mito, porque el mito no se repite cuando es mito, sólo lo hace cuando se construye.
Por eso Maradona hoy, entre sonrisas y gestos muy humanos, decía "yo ya no juego más" (porque hay periodistas y cholulos que siguen hablando como si el aún se pusiera los cortos, como evitándole una muerte segura, como si el lenguaje pudiera pulverizar a Diego, justo a él que logró aislar la sintaxis para descifrar su adn), e incorpora la palabra "muchachos", al referirse a "las 23 fieras" o jugadores de fútbol que representan a la Argentina en Sudáfrica. En el momento en que lo escuchaba me veía a mí mismo (tenemos la misma edad con el mostro, mas no el mismo talento) hablando como él; a ver: no como él, sino desde su punto de partida. Es muy difícil evitar el "muchachos" a los 49 ó 50: la boca se puebla de un diccionario anterior, creado por los padres para ser hablado por los abuelos. Esa es la tradición, y Maradona habla, desde que está en Sudáfrica, desde esa tradición. Algo incorporó que creíamos no era suyo. Y ese es el error de creer que Maradona es el comienzo del fútbol, porque en verdad es la consecuencia de ese comienzo. Y es la consecuencia, porque es la síntesis de la causa primera. Muchos quisieron incorporarlo a la mirada táctico-estratégica con que se disponían los esquemas europeos en el subsuelo argentino. Pero no es así. Cada vez que veo a Maradona me observo en las gradas de la vieja cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata, viendo tocar la pelota a Carlos Della Savia, o a Juan Miguel Tutino, o ver cómo Walter Durso eliminaba a media defensa en Boca, en 1973, y derrotaba a Rubén Sánchez, para tejer uno de los goles más maravillosos que pude ver en mi vida. Maradona confirmó, con su carrera deportiva, que ese mundo existía. Y eso es lo que pude ver en ese reportaje entre Maradona y los conductores de Telenoche: que siempre estuvieron los ídolos pequeños porque los sostenía un ícono mayor. Un diccionario anterior, creado por los padres para ser hablado por los abuelos. "Este tipo me emociona", le decía a mi mujer, que entendía. Las mujeres siempre entienden el lenguaje de los mundiales. Después, no. Este hombre conmueve en serio, nos coloca en un lugar de sensibilidad al que siempre quisimos llegar, y del que nunca nos fuimos. Y para eso está el Diego, para decirnos ése es el lugar.

jueves, 1 de julio de 2010

Sale o sale (II)

Esta es la tapa de una antología de la nueva poesía argentina, en alemán. La editó el sello berlinés Luxbooks, con el título Neue Argentinische Dichtung, y la edición al cuidado de Timo Berger, con la compilación de Gustavo López, el factotum de la editorial Vox. Entre otros poetas están Raimondi, Casas, Martín Rodríguez, Damián Ríos, Llach, Laguna, Mariasch, Helder, Desiderio, Bejerman, and me, y etc. Espero que en el Goethe se pueda conseguir.

lunes, 21 de junio de 2010

Hay agujas en mis ojos

No ser ingenuo al momento de separar las promesas, aquellas que sólo se utilizan para perseguirnos. ¿Pero quién nos persigue con promesas? ¿Nos persiguen? Tan difícil será sostener la expectativa -la promesa, en definitiva, se trata de eso, falsa o no, expectativa- como soportar el repiqueteo de nuestras propias palabras. Con las nuestras basta, pero con las mismas dichas por otros como si fueran novedad, es aún más misterioso en su detalle insoportable. El caso de la repercusión de la salida de Jorge Taiana del gobierno, es emblemático. El ex canciller siempre fue una persona intachable: lo fue cuando estuvo detenido desde 1975 hasta el 82, y lo fue cuando formaba parte de la juventud maravillosa, o de la Tendencia, a principio de los 70, etc. Si una persona es recobrada por la ajenidad como un ser correcto, medido, de clase, eficaz y de bajo perfil, es porque aquello que lo contuvo hasta ahora no estaba contaminado de él, sino que Taiana era parte -es parte, aún- de una misma manera de concebir la política y la instrumentación de los lazos sociales entre el gobierno y la gente. La oposición intenta capturar para sí materia prima, y una supuesta materia que presuntamente se le parece, por aquello de que la discreción, el bajo perfil, y la estatura política debe ser agua indubitable para su molino. Pero si en algo no se parece Taiana es a aquellos que hoy son sus inesperados defensores. ¿Cómo pasó Jorge Taiana de ser el hijo del ex médico de Perón a un asesino montonero y de allí a un preso político y después a un funcionario que no transa en sus convicciones, a pesar de haber integrado este gobierno y el anterior, desde 2003 a la fecha? La oposición mantiene como heráldica una incapacidad genética: intenta coptar ex funcionarios sin tener la mínima posibilidad de crear los propios. La oposición intenta comprar matrices, pero eso no es posible. Existen enormes diferencias entre el gobierno y parte de la oposición, pero me atrevería a afirmar que una de las mayores radica en que cuando el oficialismo atrae a sus filas dirigentes de signo ajeno, es por puro efecto de masas, sin retrotraer su cuerpo constitutivo. Así como necesita alimentarse, también decide comenzar la dieta. Taiana, como Alberto Fernández, como otros que se apartaron de su labor de funcionario del gobierno, harán las críticas que deban hacer, y las formularán desde un insert que nada tiene que ver con las elucubraciones mezquinas de la oposición, convidados de piedra en este asunto. Siento esas agujas en los ojos, a las que refiere la canción de los Beta Band, cuando escucho que existe gente que nos quiere curar de algún mal. Y hablo de un nosotros distópico, como en la novela de Yevgeni Zamyatin (Trabajo en casa: leerla), seres que por pensar de manera diferente, estamos tan fuera del discurso que, sin saberlo, nos instalan en el futuro, o mejor, para después. Y ese es el mayor error de quienes ejercen la distorsión intelectual como sistema. Al tratar de alejar del presente al movimiento político mayoritario del país, al intentar ponerlo tan hacia adelante, por sobre la línea de la distancia, es cuando sucede este efecto devastador para los otros: al desandar el camino, el peronismo (cualquiera fuese su signo ideológico) siempre lo hace anticipándose. Cuando la oposición, que nada quiere saber del pasado, intente colocar al peronismo en el pasado, habrá de pensar en serio la manera de reformular un movimiento tan versátil como ese. No hace falta leer a Bergson, ni a Jaspers, ni siquiera Heidegger; con recordar la famosa frase de Aníbal Troilo es suficiente: "¿Quién dijo que me fui, si siempre estoy volviendo?". Alguna vez existió la Escuela de Formación Peronista, al comando de Julián Licastro; no sé si aún existe ese instituto que dejaba egresados de toda clase, pero en una época mostraba a las claras que el peronismo moldea dirigentes. Y Taiana es uno de ellos (dudo que haya pasado por lo de Licastro. Mejor, por un lado), y por eso, tratar de captar -salvo que fuere otro peronista- semejante cuadro, es haber renunciado a la formación de miembros propios. Cuando los escucho alabar a quienes en verdad desprecian, me duelen los ojos, me dan tales puntadas, que mejor será cerrarlos, e imaginar que estamos en el futuro al que nos enviaron, sin conocer las reglas del regreso. No se puede distinguir entre la razón pura práctica y la razón pura especulativa, cuando el recurso de la crítica baja por un embudo hacia el centro del problema: ellos mismos. El tiempo siempre estará a favor de los desplazados, porque éstos pivotean alrededor de un punto fijo, el presente, aunque nunca se conocerá cuándo será el asalto de ese punto, donde todos convergen para quedarse en la periferia de las posibilidades.


The Beta Band, "Needles In My Eyes", perteneciente a The Three E.P.'s, 1999.

Uma multidão com Wilson

Wilson Bueno, en una foto superclásica
El hiperlaburador e hipertalentoso de Reynaldo Jiménez y del admirado trasandino Andrés Ajens han creado un blog en hommage a Wilson Bueno, asesinado por un idiota de una puntada al cuello (mao), en Curitiba, el primero de este mes. El blog se llama Brinkscadeira, y en ese espacio hay reflexiones y homenajes poéticos del propio Jiménez y Ajens, además de José Kozer, Víctor Sosa, Adrián Cangi, Claudio Daniel, Alberto Allard, Román Antopolsky, Guillermo Daghero, Roberto Echavarren, quien les escribe and etcétera. Además hay 10 minutos de un recital imperdible en el Festival de Poesía Tordesilhas, donde se ve también a Douglas Diegues. Visítenlo (n) al blog y conozcan a Wilson, quien no lo conoce. Habrá más material a medida que se vaya poblando el homenaje.

domingo, 13 de junio de 2010

Diario del autobombo (4)

Ana Porrúa escribió una reseña de Cuando salí de La Plata que mejora el libro una enormidad. Lo editó en Bazaramericano. La crítica, no hay vuelta que darle, trabaja desde una estupefacción gratinada por el gusto, y construye enlaces de sentido donde uno cree que había poco y poco más. Debo volver a leer mi propio libro, ahora que entiendo, gracias a la Porrúa, que hay versos más valiosos de lo que creía, en ese texto editado por CILC. Thanks.

jueves, 10 de junio de 2010

Lo dice Martín: "A veces gobernar es gobernar contra sí"

Esto lo leí en su blog, otra vez. No me cansaré de elogiar a este muchacho, pero si insiste lo haré. Ya lo hice. Escribo como Copi en El uruguayo, pero sin talento (para eso debiera decir: "Buenos días, pelotudo", etc.). Enseguida no escribo ni con talento ni como Copi. No escribo aunque esté escribiendo. Está muy bien aquello de que gobernar es gobernar contra sí, porque realmente sucede. Y lo cierto es que ocurre más allá de conquistar la cima con el reflejo de los otros. Hago mi paráfrasis. A veces gobernar es reencararse como un monje de clausura, pero sin monogamias devocionales. Estar en el poder siempre es un ejercicio pagano. Cuando se lee esta pregunta en el post de Martín Rodríguez, El problema, "che, ¿con qué mierda se manchó?", a mí se me congela la sangre, no de horror, sino de extrañeza. Porque justo estaba limpiando una mancha de un pseudo locro que intenté hacer con lo poco de los requechos que me quedaban (no quise salir al Chino a abastecer la olla porque hacía un frío de aquellos. Hace. Bueno días, pelotudo) de alguna cosa, y justo, en el instante preciso, en la eficacia del contacto de un pensamiento con la idea de ese pensamiento, el pibe de Paraguay (esperen, ya estará), Paniagua, Para el lado de las cosas sagradas, Maternidad Sardá, Vapor, etc., pone la imagen de Kirchner en soledad, algunos minutos, o mejor, la pregunta de si Kirchner tiene tiempo para ser lo que fue de pequeño, y si tiene la repentización necesaria, el adn para sacarse de encima el tiempo y poner en orden de prioridades las causales de cualquier vida ordinaria. La diferencia es que no me pregunté por qué de esa mancha de locro sobre la mesa, porque eso es patrimonio de la realidad, al menos la mía. Y esa pregunta de Martín, ese niño pequeñajo, che, ¿con qué mierda se manchó?, me excluye del sistema del poder, me saca del medio de ese oto dispositivo de preguntas, por las cuales ser un animal político es tener la capacidad de involucrarse con un primer asombro, pero en forma infinita, ser un moebius de la reencarnación filial. La pregunta de ese chico, Martín, me pone los pelos de punta. Los pocos que tengo. Y eso de gobernar contra sí, bien, otra vez con esto: no es ser justamente otro, sino construirse en un permanente programa de ejecución de salvedades. Hay que cuidar al compañero, dice El problema. Cuál es el sistema de solidaridad de quien gobierna contra sí mismo. Ese: el sistema que retrae el poder de los obstáculos para volverse nuevas barreras, compañeros para afuera. Si todo esto tiene sentido es justamente llegar al punto en que mirar atrás implica revisar la cantidad de infierno dejado para siempre, y lo próximo a enfrentar. El personaje de Copi, en El uruguayo, dibujaba un pollo en la arena cuando tenía hambre. El poder dibuja en la arena el costo del trazo, y por eso es gesto. Lo concreto lo sigue haciendo la gente. Me dormí. Buenas noches, pelotudo. Debía decir "me duermo", pero es presente. Eso.