lunes, 9 de agosto de 2010

Trasnoche

Tuve pesadillas de todos los tenores, pero una de las peores resultó ser esta: caminaba sin rumbo fijo por una calle de La Plata. Parecía ser la calle 58, a la altura de 14, cerca del club vasco, sin embargo no podría afirmar que era esa misma zona, donde años atrás solíamos caminar con mi amigo Sergio Amar, mientras estudiábamos museología. Año 79, 80, aprox. De pronto sentí hambre y quise comerme una cazuela de mariscos. No pude. En el momento en que me sentaba en la mesa, un mozo muy parecido a Pedro Dizán se me acercó, y como el barman que atiende a Jack Nicholson en "El resplandor", me pidió que lo siguiera (ahora que lo pienso, el barman no pidió nada, sólo le daba de beber al beodo de Jack). Lo seguí a Pedro Dizán hasta un apartado de lo que seguramente era el Euzko Etxea, pero de pronto todo se convirtió en el Kenia Sharp Club. Lloré a mares, me emocioné como un abanderado (no, tampoco; es el escolta quien se emociona, por dos motivos: porque está enojado con el abanderado -cuestión de celos profesionales-, o porque no cree aún el haber sido elegido para alguna cosa. El escolta siempre es el relleno del símbolo. El abanderado también, pero cumple con la función de sostenerlo (al símbolo)); bien; estaba emocionado, realmente. Trabajar con Pedro Dizán era todo lo que quería hacer en ese sueño. Dizán me hizo sentar frente a una cámara de televisión, y de inmediato comenzó la trasnoche. Pero la trasnoche Aurora Grundig!! En ese momento me di cuenta que mientras Pedro Dizán comenzaba el Kenia Sharp Club, yo empezaba, o mejor, balbuceaba, la trasnoche Aurora Grundig. Yo también era Pedro Dizán, qué honor. Mientras presentaba una ficha con los actores del film "The Thing with Two Heads", de 1972, Dizán presentaba "The Trip", de Roger Corman, de 1967. Hay que tener mala suerte, incluso en los sueños. Y lo peor de todo: Pedro Dizán descontaba una cazuela de mariscos, y tenía de invitados a mi amigo Horacio y al grupo Procol Harum, cantando A Salty Dog, mientras yo comía un espantoso pastel de amarettis. Qué necesidad. Qué calamidad. Por mi grandísima culpa.

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