jueves, 24 de julio de 2008

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2.

Hasta el amanecer el monstruo arrojó sus bombas
para convertir a los Serbios en zombies obedientes
quería hundir a la gente bajo la tierra
para devastar su fe, abolir su religión
hasta la madrugada arrojó bombas
miedo y furia en pechos florecientes
para que el reflejo de los cielos desapareciera de los ojos de la gente
porque aquellos cielos significaban para ellos más que el pan
hasta el amanecer arrojó bombas
y en el día con su lengua móvil de serpiente
para que el chillido de los pájaros se desvaneciera en los oídos de la gente
mientras el mundo se posiciona en medio de cables y concreto
Arrojó bombas toda la noche
sabiendo que no llegaría la ayuda humanitaria
porque quería poseer el olor de esta misma alma
para que su cuerpo oliese a humano también
::

I

Quien aun es nadie, ni concebido
no entallado, dividido en moléculas
de este ácido desoxirribonucleico,
que guarda la memoria del mundo

como él será en los días venideros
o como nadie lo había visto,
talvez el mundo aconteció antes,
o tal vez tiene que acontecer,

pues el mundo es él mismo sólo cuando
está cambiando, porque si escuchas
esta gente, oirás que al hoy están alabando,

y los que llegarán, son los
únicos que vienen para durar:
llevando ya
en si cada uno de nosotros.


Zlatko Krasni (Sarajevo, 1951), leyendo el poema "En vano", en el Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, 2001.

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