lunes, 25 de diciembre de 2006

Poemas de Roberto Appratto (4)

ARTE POETICA

Un acto de desprendimiento:
Sacarse las ideas de la cabeza, sobre todo
Ésas que están subrayadas, marcadas
Como absolutamente propias:
ésas que se desplazan mansamente
de un verso al otro. Sacarse la palabra punto:
la palabra apenas. La palabra momento. La palabra
uno. La palabra otro.
Es un acto de lucidez en contra, para ponerse
En el centro y pensar en el absoluto vacío
Que viene después:
Sopla el viento en un espacio desierto,
La doncella envuelta en tules avanza hacia la cámara
Con aire desafiante. Una vez que se disuelve,
Una vez que la imagen toca el borde de su fin,
Y el coro que entonaba una vaga melodía
Se convierte en susurro,
Sacarse la palabra silencio. Cuando no hay nada,
Sacarse la palabra vacío. Cuando no hay nada,
Salvo el índice que apunta a la noche
Desde la noche: la agitación,
La fuerza que llega a la superficie
No dice nada. Entonces
Respiro


\\\


Cómo se sostiene el amor
cómo se transparenta una imagen en otra
cómo la insistencia deja unas gotas de sudor
cuando me distraigo, y sin embargo
cuando se miran las fotos que marcan un instante
desconocido para mí, en cuya perfección detecto
lo que está vivo: de este lado
y del otro. No hay ansiedad sino un fervor
delicado
que va del recuerdo al futuro. De lo que sé
a lo que quiero. Cómo es
ese aire de familia,
cómo no se pierde un solo detalle.
Se sostiene.
Como un pianista que toca escalas todo el día y para
solamente para empezar de nuevo.
Lo que se escucha es exactamente lo mismo que al principio
pero hay una leve diferencia de acentos: él,
sin mirar el teclado
siente los dedos cada vez más firmes .


\\\



A menudo, muy a menudo en realidad
Casi todo el tiempo,
Como una obsesión que me acompaña con calma,
Y se extiende, de sentido en sentido,
A todas las sensaciones del día,
Pienso en Juancho,
En Mora,
En Micaela. Pienso
Quiere decir que me los imagino:
Un toque en sus rostros,
Uno por vez,
Nada en especial: ellos
Mirando algo, agachándose
Para ponerse los zapatos,
Riéndose de golpe con una voz
Diferente: como una película
Con la pantalla dividida
En que aparecen varios cuadros simultáneos.
El presente, desde el presente. Es como un sueño
Por medio del cual me comunico sin decir nada.
Pienso
Quiere decir borrar,
Porque no hay más remedio,
La distancia real que va
De un tiempo al otro, cuando el frío y el calor
Eran los mismos
Y yo estiraba la mano para tocar
Los rostros que imagino ahora.
Micaela, Mora, Juancho,
La idea de “hijos”, la imagen
De “hijos”: los nombres de los hijos,
Los tres, cada uno en una dimensión concreta,
En sí misma, pero abstracta
Si la veo desde acá:
Están en presente sólo
Cuando confío en el sentimiento
Que se desborda, que late, y deja ver
Punto por punto lo que están mirando:
Por ejemplo cuando vuelven a casa por la noche
O si se distraen en medio de una conversación.
Sólo si me concentro en lo que sé
Lo cual ocurre a menudo, muy a menudo en realidad
Casi todo el tiempo del día.




Micaela mora juan luis mora
Micaela juan luis mora juan luis
Mora juan luis micaela: juan luis
Juan luis mora micaela, en cualquier
Orden, los hermanos, hijos,
Son los hijos, tres, parecidos, son hermanos,
Entre sí, mi
Caela, luis juan, mira, mormicjuan
Cho micaela mor
A juan luis, el hijo varón, varón, las nenas
Mora y micaela, mo, mi¨:
Las nenas, parecidas, una más grande, mi,
Mo juancho el chico, el mellizo de mora,
Que nació antes, que nacieron, después,
Ahí, mis hijitos, mora juancho mic, micki,
Miki, miqui, morita, juanchito, chito: moraleja,
Moraima, moral, moralina, mi micaela, la primera,
El diecisiete de setiembre del 80, al mediodía,
Doce y cuarto, una gordita: gordita, morita, gordito,
Juanchito, lindos pesos para mellizos, quince y cuarenta
Y tres y quince y cuarenta y cinco, los dos juntos, los nenes,
Micaela ya estaba, mirando, a los seis años, añitos mirando,
Sola, a los hermanitos, dos, morita y juancho, el niño,
La niña, el chino pedro, el chinito, del veinte
De octubre del 86, seis años de miki, micaela la que va
A la escuela, la niña, la más niña, grandota ahora la niña,
Igual que mora: tres nenes, tres, ya no tan nenes, uno
Atrás del otro, los que están ahí, viviendo, míos, ellos,
Diferentes entre sí y sin embargo
Algo los une, un signo de identidad, una manera
Suya y tierna de ser que reconozco en la seriedad súbita
De micaela antes de decir cualquier cosa, en la cabeza infantil
De juancho, la sabiduría parlanchina de mora, los tres
Instalados en sí mismos, lejos y cerca al mismo tiempo:
Hago un silencio para que los tres estén aquí, para que
Sigan siendo mis hijos, mi orgullo, mi maravilla, mis
Amores para siempre y sean para siempre
Quienes quieran ser y me quieran así como yo sé

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