lunes, 25 de diciembre de 2006

Poemas de Roberto Appratto (3)

Después de haber terminado.
Al comienzo de una pausa que no tiene límites,
Cuando los sonidos son otros y los gestos
Se vuelven exactos. Las imágenes, una sola:
El pasaje por asuntos diversos,
Como cuando se pasan rápido las páginas de un libro
Y se imagina lo que ha pasado sin pensar mucho:
Como el aleteo breve de un viento.
En realidad, nada: el cansancio se retira,
Deja unos espasmos en la piel. Sin embargo,
Ahí está la noche, la escena de la noche
Recortada por las luces,
En suspenso hacia no se sabe dónde. Así que
El presente brilla solo, ahora,
Sin palabras: ésta es la pausa donde el pensamiento,
Recién llegado, cae
Y se apoya en el viernes para ver lo que pasa

Después de haber terminado.
Al comienzo de una pausa que no tiene límites,
Cuando los sonidos son otros y los gestos
Se vuelven exactos. Las imágenes, una sola:
El pasaje por asuntos diversos,
Como cuando se pasan rápido las páginas de un libro
Y se imagina lo que ha pasado sin pensar mucho:
Como el aleteo breve de un viento.
En realidad, nada: el cansancio se retira,
Deja unos espasmos en la piel. Sin embargo,
Ahí está la noche, la escena de la noche
Recortada por las luces,
En suspenso hacia no se sabe dónde. Así que
El presente brilla solo, ahora,
Sin palabras: ésta es la pausa donde el pensamiento,
Recién llegado, cae
Y se apoya en el viernes para ver lo que pasa

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RESPUESTAS DE UN MAESTRO CHINO A LA PREGUNTA
QUÉ ES LA VIDA?



Silencio
Una extensión soleada
Eso es absolutamente
Instantáneo
Es un éxtasis
Como si en este mismo momento alguien dijera
Oigamos este canto
Una voz metálica
Para una expresión discreta
Un mínimo ruido de saliva
Es el momento de pasar el umbral

Mírame a los ojos
Es el medio de la noche
Entre tanto
Como si nunca lo hubieras visto
Eso
No significa lo que significa
Lo que se descubre debajo
Está en mi pasado


En lo más elevado
La escritura sobre un lienzo de papel finísimo
Cuando no hay más nada que decir
Inclinándose de pronto, casi sin pensarlo



Silencio
Un tiempo, sólo un tiempo después
En el crepúsculo
La muerte de los dioses
Este pequeño peso
En un dístico apenas perfumado
El susurro de las hojas se disuelve

Quiero ser claro
El sentimiento de que todo
Sale de una bolsa de papel
Cabe en un puño
Ese lento desperezarse del gato
La línea que marca la salida del sol entre los árboles
Es la vida
Pero no es el sentido de la vida


Un segundo
Has venido a mí con una pregunta

La acanaladura en el borde de la imagen de un sueño
Cuando el tintineo de las llaves
El erizamiento de los pelos del brazo
La niñez insólita que en su mirada asoma

Déjame respirar un instante

Cuando se lame
Después de un año de lunas sucesivas
Lo mismo
Con un encogimiento de hombros ante la desolación absoluta
En tanto que de rosa y azucena

En el momento en que una nube
Sobre las hierbas y la arena
Aunque desaparezca para siempre
Eso que se llama “perturbación”
Cuando hayas terminado de hablar

Sobre aquel muro, a la distancia
El mediodía se prolonga en un rayo vertical
Ligeramente igual


Palpa lo que yace bajo la luna nueva
En capas sucesivas

Blanca es la tez de la mañana
Montañas son montañas
Con la vejez lo aprenderás
El silencio es brevísimo
Las mandarinas

Me asombra el mundo:
Vuelve mañana por la respuesta




Creo que lo que me mantiene joven
Lo que detiene el paso del tiempo de una
Manera casi mágica
Es el odio: qué bien que hace
Bajar unos centímetros el umbral de la paciencia,
La calma, ese sentimiento uruguayo que tolera
En nombre de que todo está bien,
Para soltarse, en apariencia
De golpe, en realidad
En un proceso muy trabajado, durante el cual
El tiempo acumulado en el cuerpo se sacude,
A putear, a refinar el concepto de insulto:
Toda la inteligencia al servicio de ese avance
Luminoso, cada vez más cálido y sólido,
Casi crocante,
Contra todo lo que se odia en este mundo:
Contra esas cosas,esos nombres, esos temas,
Esas maneras de hablar que aparecen,
Con aire atlético, distendido, a exhibir
Plenamente su miseria.
Una petulancia que se mueve y queda ahí,
En el centro de sí misma.
A veces me callo,y todo el tiempo del odio
Va por un túnel atravesado, de tanto en tanto,
Por destellos: carraspeo, cruzo la pierna
Sin que sea en absoluto necesario. Pero si no,
La furia se precipita con alegría, como si viera
Sólo eso, en toda su luz; por atrás,
Unas marquesinas que no permiten errarle.
Un aire de libertad recorre el cuerpo mientras las palabras
Salen, una por una,
En una sucesión implacable
Y exacta. Es así.
Después , con la mirada despejada
De quien rozó por un instante la verdad,
Me siento afuera, a descansar un rato.
Pero algo ha cambiado.

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