domingo, 21 de diciembre de 2008

Sestina Altaforte, por Ezra Pound

"Loquitur (l): En (2) Bertrán de Born. Dante Alighieri colocó a este hombre en el Infierno porque era un provocador. ¡Eccovi! (3) ¡Juzgadlo! ¿Lo he expulsado de su tumba? La escena transcurre en su castillo de Altaforte. "Papiol" es su juglar. "El Leopardo" es el estandarte de Ricardo Corazón de León."


I

¡Maldita sea! Todo nuestro sur hiede a paz.
Tú, Papiol, hijo de puta, acércate! ¡Quiero música!
No hay vida para mí si las espadas no chocan.
Pero ¡ah!, cuando veo los estandartes de oro, vero y púrpura combatiendo,
y los vastos campos bajo ellos tornarse carmesí,
entonces aúllo, con mi corazón enloquecido de júbilo.


II

En el tórrido verano voy ardiendo de júbilo
cuando las tormentas devastan la tierra y su estúpida paz;
y cuando los relámpagos, en el cielo sombrío, fulguran carmesí
mientras los truenos con furia me rugen su música
y los vientos ululan a través de las nubes, combatiendo,
y a través de todas las hendiduras del cielo resuenan las espadas de Dios cuando chocan.

III

¡Quiera el infierno que escuchemos otra vez las espadas cuando chocan!
¡Y los estridentes relinchos de los corceles en la batalla, su júbilo,
pecho contra pecho, combatiendo!
¡Es mejor una hora de lucha que todo un año de paz
con opulentos festines, alcahuetas, vino y delicada música!
¡Bah! No hay mejor vino que la sangre carmesí.


IV

Amo el ascenso del sol, bañado en sangre carmesí
Contemplar cada uno de sus rayos, cual lanzas que atravesando la oscuridad chocan.
¡Oh! Mi corazón se llena de júbilo
y mi boca se colma de veloz música
cuando lo veo desafiar y despreciar la paz
y salir al paso de las sombras, con su sola fuerza, combatiendo.

V

E1 hombre que teme luehar y se agazapa, no combatiendo
al oír mi llamado a la guerra, no tiene sangre carmesí;
Sólo sabe pudrirse en su lánguida paz,
lejos de donde impera el valor y las espadas chocan
¡Oh! La muerte de esos perros es mi júbilo,
sí, yo que lleno todo el aire con mi música.

VI

¡Papiol, Papiol! ¡A la música!
No hay sonido comparable al de las espadas combatiendo;
Ni aullido semejante al fragor de la batalla, mi gran júbilo,
cuando nuestros codos y espadas chorrean carmesí
y cuando nuestras huestes, enfrentando la embestida de "El Leopardo", chocan.
¡Que Dios maldiga para siempre a todo aquel que grite paz!


VII

¡Y que la música de las espadas los vuelva carmesí!
¡Quiera el infierno que escuchemos otra vez el clamor de las espadas cuando chocan!
¡Que el infierno oscurezca para siempre la idea de la paz!


Traducción: Armando Roa Vial.
Notas: 1)Del latín: "Habla". 2)Del Provenzal: "Señor". 3)Del italiano: "¡Aqui teneis!")

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