sábado, 30 de agosto de 2008

Resultados de "¿Cuál es la mejor manera de vincular poesía y política?"

A través de collages y materiales extrapoéticos
2 (40%)

Nada más escribiendo, porque toda poesía es política
2 (40%)

Sólo trabajando climas
1 (20%)

Total de votos: 5

Las demás opciones: Con una poética definida; Con la realidad presentada como cruda, sin matices; Ninguna, porque poesía y la política son elementos no vinculantes; y No creo en divisiones o subgéneros poéticos, no obtuvieron voto alguno.

3 comentarios:

DF dijo...

Yo no diría que hay que vincularlas, Mario. Más bien se trata de vivirlas, de ejercerlas, de ser responsables en ambos campos y de saber jugarse en ambos campos, cuando toque y como toque. Y ahí se verá. Pero son fenómenos de distinto orden: acepto que no cualquiera se interese en leer poesía, y mucho más que no cualquiera se interese en escribirla, pero me parece lamentable el desinterés hacia la política. Hay una palabra hace tiempo descartada de tan mal que se la usó y abusó: "compromiso". La poesía vivida como un compromiso ante la lengua y ante uno mismo, la política vivida como un compromiso ante la sociedad y, si querés, ante la humanidad. Se tocan, indefectiblemente, se tocan, no hay que forzar nada. Lo horrible es la política de la antipolítica.

Mario Arteca dijo...

Lo que intenté hacer, querido Daniel, es formularme preguntas a mí mismo. Desde ya, no formo parte de aquellos que tienen desinterés en la política, y mucho menos de aquellos que quieren desvincularla de la poesía.Las preguntas están vinculadas más a los procedimientos, tema que sabés me interesa y mucho. Te mando un abrazo grande. La seguimos.

DF dijo...

Claro, Mario. Justamente, eso que anoté es algo así como el esbozo de respuesta que consigo encontrar a esa pregunta, la que con toda razón te hacés y que yo mismo me hago y no puedo dejar de hacerme. Supongo que me salió demasiado segura y terminante: no es así como lo siento, todo es mucho más tentativo, más tanteado. La fuerza de la retórica nos traiciona. Creo que nunca, en realidad, dejaré de preguntármelo ni nunca ninguna respuesta me va a satisfacer del todo, salvo en algunos casos bien puntuales, no como verdad general. Pero está muy bueno preguntárselo. Es todo muy obvio, ¿no? Bueno, aunque sea obvio, no pienso dejar de hacerlo. Abrazo.