viernes, 30 de marzo de 2007

15 de julio. Sábado. 1995 (del diario de José Kozer)

Dice JK: "1. Soy un ser cíclico pero la vida cotidiana exige lenealidad: amo los lentos rituales pero la vida exige continuas aceleraciones desproporcionadas: por ende, vivir de cuatro formas. 2. No vivo entre imagenes sino entre imaginaciones. 4. Estoy en la tradición de los poemas in crescendo, de largo vuelo entrecortado; poemas deseosos de interminabilidad. No pertenezco a la banda de los económicos, rocallosos precisadores que invierten doce horas en cuatro grafemas. 5. Del modo más natural la memoria se convierte en imaginación. Y ello casi instantáneamente.
6. El gran poeta, de cuyo nombre no quiero ni acordarme, se enamora una tarde de una hermosa muchacha de trenzas y de piel bronceada: escribe un poema inspirado que, en cuanto lo acaba, tiene la virtud de anular su amor. El poema del gran poeta subsiste, otras damiselas, muchas amas de casa han lloriqueado leyéndolo al abrigo de umbrosos templetes, lánguidos atardeceres, penumbras y terrazas.
La bella muchacha sabe que inspiró el poema del gran poeta, ella, con sus trenzas, sus dos apellidos, su oculto nombre y su bronceada piel de verano. Imposible, sin embargo, demostrar que el gran poeta sintió en efecto y dyrante toda una tarde, aquel gran amor que la implica a ella y sólo a ella. No hubo, no habrá testigos. La desaparición de la muchacha, residual e inerte, la acostumbra, a medida que envejece, a ser piadosa. Diluida, desconocida, con su destino anónimo, puede actuar pidosa y libremente. El gran poeta, por su parte, seguirá encerrado en su memorable poema, maniatado a sus letras, sustituido por su contenido, momentáneo y perpetuo a la vez. Entre las cuatro paredes de su creación añorará un nombre, dos apellidos, unas trenzas, una piel bronceada de verano, aquí, ahora, negado y en medio del hollín de la nevada".

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