jueves, 20 de noviembre de 2008

126 (19-11-1882)


EXPUTATIO EN LA AVENIDA MONTEVERDE, LUEGO CALLE 7

Voy del centauro a la tauromaquia, y no me desposo.
Un cínico en la cueva del perro; no me asustan tus narices.
En un concurso de clavados en Acapulco reviento por
prosoviético, ya no me inmiscuyo, me vuelvo antecedente
de mi propia calvicie. Defino, comulgo con una rodilla, cruzo
dedos, y a un síntoma la mierda se me impone farisea. Mejor
gritar el escabeche. Entre el debe y el haber, cosa alguna.
Y si escribo es para demonizar las mil razones que eché
cuando era racional y peludo. Una de estas mañanas lo habré
visto todo, pero soy nocturno y remolón, implico arrogancia.
Fui aquella razón última en el peor momento, en situación
favorable. ¿Dónde colocarse? Si se fuma, se muere: si no,
da igual. De mí se dicen tantas cosas, pero nunca “una promesa
en ciernes”. De la antología de la estupidez, un tomo es mío.
Dicen: “la realidad está tan apegada al signo que impide
la somnolencia”. Ya no leo ni escribo: observo el piso
que se mueve y abre, succiona y todo lo arrastra. Ya no
rechino como un abrelatas, y sin embargo consigo un sonido
cuyo nombre desconozco y resultó familiar.

CHIVO EXPIATORIO (PLATENSE MEDIO)

Dos animales, sus rabos en plena sacudida,
a base de un idioma interno de eficacia: sin control.
El centro de la cola y todo esto. Núcleo más neurona,
axones, todo esto, y más en la cresta del espasmo
vía espuma (hidrófoba), acorde un pulverizador
por nombre y cuanto antes decapitación, mala coyunda.
Los observan con ojos cuya tribulación espantan
al más desalmado. Uno de los dos irá al desierto
de arena de la playa de estacionamiento,
a respaldar su suerte con engaños de animal.
El que ocupe su lugar con el amo tampoco tendrá
chance de una vida dominante: sólo el gracejo
será salida, ese mote de pequeño orzuelo de los niños
arrancado a mascota, toy vertebral, epitélico,
quitándose carrascos, fibras ahora hinchadas
por el crespón del bornizo otrora colado entre
arrumacos y junto a esos chicos de su padre,
cubriéndolo del frío en invierno, descubriendo el lomo
en los veranos, ninguna cosa permanente e igual
a esos colmillos del socio. O ahogado en entretelones
de aceites bajo el verdín de apuro de las llantas. Tanto
sopor de fondo y un ladrido.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mola mogollón. Encontrarte x acá y con tales remolinos: abrazote, hermano.
aníbal.-

Mario Arteca dijo...

¿Cristobus kriller? Eres tú? Alegrón!!!!

Establo Pegaso dijo...

Son buenos Mario
Saludos