sábado, 7 de junio de 2008

Fue

Justo el 7. Precisamente este día. No podía ser de otra manera. O podría haber sido, tal vez, y por eso mismo, fue, lo dispuso. Se acabó. Ni lugar para la alegría. Ni siquiera para exponerlo nuevamente entre los futuros blanco fijos de una sección dedicada a traidores a la patria, de un vieja revista Militancia, del Peronismo de Base. Por eso mismo, porque alguna vez deseé que le sucediera lo seguiré deseando a pesar de que todo ya está consumado. Que lo llore quien deba llorarlo; en un viejo casino de oficiales; en la fantasmagórica Plaza Malvinas, de La Plata, donde antes funcionara el Regimento 7 (sí, justo el 7) y donde fusilaran cuarenta y pico de años atrás a algunos militares nacionalistas contrarrevolucionarios del gobierno de Aramburu; tal vez lo extrañe una próxima protoplaza del : bien, expectoro. Nada cambia con su final, porque estaba acabado. No es recomendable sacar conclusiones cuando se pasa del orden filosófico al político, pero con él el liberalismo perdió una pata de anclaje para futuras generaciones de neo-empresarios que quieren al país. No alcanza, claro. Que no suceda más. Que nunca sea un adjetivo para encadenarlo al sustantivo más rancio. Qué alegría da, no? Será así? Estará mejor distanciarse del hecho fortuito que provoca el cese oportuno de una vida como esa? Qué tranquilidad, aunque sea efímera, naïf. No lo respeté, no lo quise, ni nada. Repulsión a secas. Jamás se puede respetar a una persona de esa calaña, porque eso sería tener una decisión a posteriori de comenzar a coincidir con él. Ahora me pongo a escuchar un tema furioso de una época furiosa de un automóvil a 240 km p/h por una carretera parisina. Ése es Miles Davis. Un artista, claro. El tiempo que escucho a Miles se integra al epitafio para aquél que sueño entre estas cuatro paredes. Uno menos. Ése podría ser un epitafio, o mejor, la marca rápida de un aerosol en las fachadas de las casas. Todo fugaz, de primera instancia, dejado por el primer pensamiento que cruza feliz por la cabeza.



Miles 1971. Con Miles Davis, Keith Jarrett, Chick Corea, Dave Holland, Jack DeJohnette, Airto Moreira y Gary Bartz.

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