domingo, 6 de enero de 2008
Dos poemas de Octavio Armand
Otro poema
Regreso a una casa vacía.
Las estrellas están pegadas al techo
y arden los espejos.
Siento frío en mi sombra
y algo como una distancia
que muerde las ventanas.
Yo vengo de un aire mejor:
ojos que hervían luna al mirarme,
piel que le gustaba a mi piel.
Ya nada me quema:
el cielo mismo es una palabra que tú no lees,
unas pocas líneas que no dicen nada.
18 de sptiembre de 1983
Zodiacal
Mi mujer es Acuario.
Mi amante, como yo, nació de bruces
bajo las astas del toro.
Pero a mí qué me importan las estrellas.
En los peores días de marzo, aun en ellos,
no influyen absolutamente para nada en mi vida.
Excepto una que me sé de memoria.
Noche y día fulge en el lecho
y siempre podré tocarla como yo quiera.
Digan lo que digan,
aunque me cueste un áureo
acercarme a su aliento,
sólo ésa marcará el rumbo que llevo.
Nueva York, 24 de marzo de 1991
(de Son de ausencia, Ediciones de la Casa de la Poesía J.A. Pérez Bonalde, Caracas 1999).
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