soy el hombre de acero.
el contacto con el aire me dio inmensos poderes.
al llegar aquí, de inmediato
vi con más claridad. mi pecho
adquirió proporciones infinitas y con un solo dedo
pude mover un ómnibus enorme.
eso no fue todo: tuve ideas luminosas
que aún me acompañan. Volé
a enorme velocidad de un polo al otro
para después volver: soy el hombre de acero
gracias a este aire.
el brillo de mi traje recibió aquí
el poder de expandir mi pensamiento
a partir de un impulso de mi pecho
que descubro al abrirme la camisa
cuando nadie me ve. por otra parte
soy invulnerable. desde hace un tiempo
he desarrollado una luz interior
que me sigue mientras vuelo a la inmensidad del ártico,
y tarareo una canción del viejo planeta
con un puño hacia adelante. sé que voy solo,
pero soy invulnerable. la estela que dejo a mi paso
testimonia la dureza que me protege del dolor:
esa serenidad que se dibuja en mis músculos;
la evidencia de un daño sentimental
que dejo pasar. atravieso cualquier superficie,
cambio cosas de lugar, destruyo un edificio entero
de una mirada: cientos de actos
que multiplico sin sentido, locuras,
momentos de desesperación
en que me pongo a prueba, solamente
para aguantar un día más. por ahora
sigo siendo el hombre de acero. no es fácil
ser quien soy, pienso
mientras recorro distancias siderales
con la capa agitada,
sin salir de aquí. una sola imagen
me contempla desde el fondo,
a kilómetros de distancia,
y tiemblo y transpiro copiosamente
sin que se note. sólo yo sé
que este aire, terrible,
aumenta mis poderes. permanezco solo,
acorazado contra mi pena.
\\\
Nada, no es nada.
O bien sí,
Puede ser.
Una sensación de vacío.
Un panorama desolado, como
Un desierto interminable
Y por encima una selva espesa,
Oscura, sin salida: así.
Una especie de ahogo, como
Si faltaran las palabras, pero
También el aire, y el cuerpo se doblara,
Derrotado: es probable. O
La inmovilidad absoluta, cerrada,
En la cual prospera la imaginación
Por espasmos, y se representan escenas mudas
Que no suceden en ningún sitio: puede ser.
O la reducción del universo
A esas escenas. Como un infierno
Que se proyecta por atrás de los ojos,
Sin que se pueda describirlo: no sé.
Del mismo modo, esa manera tan peculiar
Y fina del hundimiento de uno en uno
Mismo: ese peso de los colores, esa densidad
Que cae despacio sobre la superficie de las cosas,
Y asume la forma máxima
del aburrimiento. Tal vez.
la inmensidad de todo lo que se vio,
nota por nota,
pero en silencio: como si toda la belleza
quedara congelada, y se partiera en pedacitos
sin perder su figura, que permanece para recordar
lo que se ha perdido: eso. Cuando las mezquindades,
los deseos sin objeto, la repetición de gestos
petulantes, el olvido de todo, caen
con un sonido metálico sobre la conciencia:
tal vez. El reconocimiento, en un verso implacable,
de una verdad profunda, poco complaciente, pero
profunda, sobre nuestro destino. El sentimiento
de que todo se ha terminado, o por lo menos
carece de sentido. Pero sólo eso. No es nada,
no te preocupes.
Nada, no es nada.
O bien sí,
Puede ser.
Una sensación de vacío.
Un panorama desolado, como
Un desierto interminable
Y por encima una selva espesa,
Oscura, sin salida: así.
Una especie de ahogo, como
Si faltaran las palabras, pero
También el aire, y el cuerpo se doblara,
Derrotado: es probable. O
La inmovilidad absoluta, cerrada,
En la cual prospera la imaginación
Por espasmos, y se representan escenas mudas
Que no suceden en ningún sitio: puede ser.
O la reducción del universo
A esas escenas. Como un infierno
Que se proyecta por atrás de los ojos,
Sin que se pueda describirlo: no sé.
Del mismo modo, esa manera tan peculiar
Y fina del hundimiento de uno en uno
Mismo: ese peso de los colores, esa densidad
Que cae despacio sobre la superficie de las cosas,
Y asume la forma máxima
del aburrimiento. Tal vez.
la inmensidad de todo lo que se vio,
nota por nota,
pero en silencio: como si toda la belleza
quedara congelada, y se partiera en pedacitos
sin perder su figura, que permanece para recordar
lo que se ha perdido: eso. Cuando las mezquindades,
los deseos sin objeto, la repetición de gestos
petulantes, el olvido de todo, caen
con un sonido metálico sobre la conciencia:
tal vez. El reconocimiento, en un verso implacable,
de una verdad profunda, poco complaciente, pero
profunda, sobre nuestro destino. El sentimiento
de que todo se ha terminado, o por lo menos
carece de sentido. Pero sólo eso. No es nada,
no te preocupes.
\\\
Yo soy el testimonio de lo que se perdió.
Yo soy el que sabe lo que había,
de lo que dejó de estar
justo en ese momento.
Yo soy el que tiene conciencia:
a mí me tienen que preguntar.
De eso me acuerdo.
De eso también.
Yo sé todo lo que se decía.
Vengo con todo lo que sé. Yo estaba ahí.
Yo tenía algunas ideas,
me emocionaba, sentía una gran felicidad
sólo por saber lo que había.
yo estaba en el momento en que se cantaba
y se había dejado de decir otras cosas.
Yo soy el testimonio viviente
de ese tiempo en que empezó todo.
Yo lo vi, me parecía natural.
Yo me acuerdo de cuando se decía
“ya no es como antes. Antes”.
Yo sentía un deseo de hablar. Yo sé
todas las historias que se contaban:
empezaban ahí
y terminaban ahí. Necesito un poco de silencio:
si me concentro aparece todo como si estuviera aquí.
Yo soy la razón de que esté aquí.
Yo soy el testimonio de que sí
algo hubo. No puedo permitir
que se diga otra cosa.
De otra manera yo no sería explicable.
No habría un vestigio, un rastro, una huella
de esa manera de hablar
sobre todo de pronunciar algunos nombres.
No en un sentido lineal: por ejemplo
me acuerdo del olor de ciertos momentos del día,
cuando ya se habían hecho algunas cosas.
¿A quién se podría consultar que no fuera yo?
¿Quién podría tener esta lucidez?
Yo soy el testimonio de una vida
estrictamente más atrás: estrictamente
más atrás. El sonido de unas líneas
que se cruzan, muy lentamente.
Es ahora que las veo
porque estoy concentrado. Gracias.
No me pregunten hasta que yo les diga.
En este momento estoy mirando
algo que estaba antes de esas líneas
cuando todavía no había empezado nada.
Acuérdense: yo soy la resistencia
para que no se escape nada,
ni una palabra. Algunas cosas
casi no se ven, como briznas de polvo
que flotan un instante
y luego vuelven a la tierra:
yo recuerdo el ruido que hacían
cuando aún estaban en el aire .
Eso es lo que vengo a decir :
el ruido, perfecto, es lo que me mantiene aquí
para decir que soy el testimonio
de lo que se perdió y soy el que mejor
vio todo. La realidad
no puede evitar su fuerza de presente.
Yo no puedo soportar que se diga una sola tontería
Una sola. Es decir que tienen que escucharme
Y pensar que si lo que estoy diciendo es cierto
Están absolutamente perdidos.
lunes, 25 de diciembre de 2006
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