1- "La inferioridad es todo aquello a lo que no ha llegado la juventud", dice Witold Gombrowicz, en un reportaje, calculo cifrado en 1969 -año en que crepó el maestro-, en el canal Encuentro. Allí Witold habla de Jean Genet como artista completo, señala que el francés es algo así como un constructor de realidades deshechas, ligando la belleza con la fealdad, y que encontrara una conexión poderosa con las manifestaciones o los efectos de un mecanismo.
Hay un momento en que el escritor polaco habla de las sociedades modernas, y de su visión de una evolución, un manejo de las variables del sistema de referencias que se mueven de lo fácil a lo difícil.
2- Wiltold dice que obedece a un mecanismo, es decir, a un sistema donde se privilegie una visión romántica o mejor dicho, lírica. ¿Será así? Witold se queja de un ambiente, por entonces, deformado por las universidades y los circuitos de estudio. "Cómo hacen los pájaros para que se den cuenta que han muerto?", se pregunta en uno de sus escritos. Y enseguida se refiere a la monstruosidad de la Divina Comedia, y la vinculación de la idea de Dios con la moral humana. Todo un escándalo. El infierno no se concilia con ningún sentimiento humano, opina Witold ante tres tristes tigres de la crítica gala. Que Virgilio haya aceptado la tangibilidad de ese poema, es doblemente insatisfactorio para Gombrowicz. Y en ese momento se involucra la esposa de Witold. No es lo peor que se haya visto. Dice que su marido es un ser simpático y amable, no pareciéndolo para la mayoría de los televidentes que disfrutan el film. Pero él la intercepta y dice que ella asegura que él es despótico. Es decir, no la corrige, sino que agrega información oculta, lo contrario que hace en sus novelas. Dice también que no mira a los hombres por miedo a ser juzgado, y por estar maniatado a una irrefrenable timidez. Además promueve su orgullo, en el sentido de sentirse, sin más, orgulloso.
3- Existe un intelectualismo de baja calidad, que sólo busca paradojas, es decir, no elabora pensamientos. Ay. Lo dice el autor de Pornografía.
Para W. G. literatura no es una profesión, porque el hombre al expresarse ya produce literatura. Y por consiguiente le interesa que se ponga la atención a estas dos bisectrices, cuasi axiomas:
1) Nunca puede llegarse a ser uno mismo;
2) Nunca habrá que mirar al otro, directo a los ojos.
Tal vez por aquel temor de ser juzgado. Pero ¿si al otro le sucede lo mismo? ¿Y si se trata de una doble amenaza esos rostros que se observan fijamente?
4- En el documental tres críticos (en la foto, uno de ellos, Dominique de Roux -izq.-, junto a Witold -der-) intentan desentrañar las provocaciones de Gombrowicz, como si se tratara de adivinar qué clase de especie es esa araña tan hermosa, a punto de picarnos, poseedora de un veneno letal para nuestro organismo.
Y en eso estos exégetas coligen algo básicamente maniqueo: que Gombrowicz es así porque vivió 30 años en Argentina, y que el reconocimiento llega después de haber tenido un contacto directo con la pobreza. Tremenda decepción, munirse de un tenedor en el momento de llover sopa. Pero Gombrowicz siempre fue polaco y, como él mismo lo afirma, "no lo sería si sólo se esforzara por serlo". Hace tiempo que no veía un film que definiera en forma indirecta esa cosa argentina.
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