Mientras los mineros chilenos y un boliviano son extraídos del más hondo de los hondos de los suplicios, Cobos hace de nuevo de las suyas. Es decir, se regenera a sí mismo, esta vez sin titubeos, e instala para sí una chance electoral. Con el voto positivo en favor del 82 por ciento móvil no sólo posiciona un escenario virtualmente derretido por la falta de producción política en la oposición, sino reinventa una coreografía de disputa que estaba alejada desde mitad de 2008, después del conflicto de la 125. Creer que este proyecto es inviable, no es acompañar a rajatabla lo que exhiba el gobierno, sino decodificar la ausencia de argumento de esta iniciativa desde bloques heterogéneos. En los discursos de los senadores opositores no trascendió ningún argumento creíble (en verdad, todos muy vagos) sobre el financiamiento de este beneficio que desean los jubilados, con razón, desde hace más de 40 años. El fondo de la ausencia de financiamiento es el desfinanciamiento del Estado. Nada se habló de la desproporción que habrá entre los salarios mínimos y los más altos, que serán extremadamente altos, con lo que se estará ante un escenario de menor distribución salarial. Afirma la oposición que si el ANSES tiene superávit, este debe utilizarse para pagar los aumentos de la clase pasiva; la asignación universal por hijo, dice again la oposición, se puede pagar con el cobro de la "renta financiera". Esta oposición, que jamás planteó semejante cosa porque nunca estuvo en su espíritu, desea correr por izquierda a un gobierno que siempre se plantó desde el progresismo. Es una toma de posición pero también de reconocimiento de que las medidas que ha tomado el Ejecutivo, en materia previsional, son las más equitativas y arriesgadas de los últimos años. Lo saben, y por eso mismo, deben descabezarlas. El senador Gerardo Morales se atrevió discutir los porcentajes del impacto de la asignación por hijo, diciendo que con esta nueva redistribución, el beneficio que ellos jamás imaginaron podrá hacerse mejor. Extraño en alguien que encarnó a un gobierno que limpió de un plumazo el 13 por ciento del salario de los jubilados y los estatales, para más tarde huir dejando 35 muertos. ¿Por qué ahora lo harían mejor? Porque justamente, no pueden hacerlo mejor. La oposición intenta gobernar el país desde el 2011, pero para llegar a eso deben gobernar a partir de ahora. Los proyectos que intentan aprobar en ambas cámaras son parte de las políticas que siempre sostuvieron, y como son perfectamente conscientes de que caen en el fracaso, ahora aprendieron que esas políticas las debe llevar el gobierno de turno, opositor a ellos. Para formular propuestas, el sector opositor debe probar qué capacidad de daño pueden llegar a tener: ya conocen los alcances del error en el poder. La oposición no quiere sólo marcar agenda, sino que se lleve adelante su programa a través de un gobierno con distinto pensamiento económico, con tácticas políticas contrarias al sector opositor y que a la vez experimente costos electorales ajenos. El resumen estratégico sería el siguente: Si querés llegar al poder, debes gobernar antes, durante, pero no después. Ese es el axioma de la oposición y eso es lo que estamos observando. No hay después cuando no existe política. Los años han vuelto a cierta clase de dirigentes mucho más cínicos de lo que imaginábamos. Y si el costo será el veto, así será. Comienza la temporada de caza y habrá que ver qué nuevas estrategias tiene el oficialismo para producir política. Con las viejas, ya no alcanza.
jueves, 14 de octubre de 2010
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1 comentario:
Si en la 125 la figura de Cobos se vió "favorecida", creo que en este caso el efecto es contrario: pone en evidencia la incapacidad de pensamiento de gran parte del arco opositor. Incapacidad conocida que se renueva. esto me parece que es un dato positivo para el la continuidad de este proyecto, aunque negativo para la política argentina.
saludos, mauricio
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