viernes, 21 de noviembre de 2008

El pronóstico de oscuridad (II)


Milagro
I. Un zapato derecho en las escalinatas de la Catedral. Cuando tocan las campanas, el zapato sigue sin echar luces sobre el paradero de su dueño. El hombre en cuestión es un pasivo que no detiene su marcha; regresa escandalizado porque se niega a ser personaje de un relato conocido.
II. El viento arrecia como si desbandara a fogueos una millonada de alcatraces. La racha induce al calzado a deslizarse hacia el ala oeste, donde cuatro alegorías de santos rivalizan sobre los pobres que son los hombres de Dios, descalzos.

III. Enseguida, llueve.
Y mucho.

Es ahí cuando la tormenta lava a montones las pisadas de un contingente de devotos, venidos de Tres Lomas, límite La Pampa. Todos cauterizados por el cobro de la entrada al recinto higiénico.
IV. La ciudad, incrustada en su valle de hormigón y fibrocemento, deja a la inundación como testigo.

1. El zapato logra despertarse, llevado por la corriente directo a una boca tormenta, de pronto tragado por una aspiradora de mano, oculta en remolino.
2. Fueron segundos, pero supo qué cosa era caminar encima de las aguas.


Protesta
I. El piso que se mueve.
II. Un paso y otro sobre ese piso que se mueve.
III. La voluntad necesita de un envión, sólo por la historia que lo recorta.

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