Hoy hacemos una pausa sobre la variación continua, y volvemos, por un momento a la historia de la escritura, pero sobre un punto muy preciso. Es como un corte, y ese corte es Walsh. Hay un punto que concierne a esto: ¿qué es una idea y qué es un afecto en Walsh? Se hará un corte sobre el problema de la síntesis y el problema del tiempo, treinta años después. Experimento un curioso efecto al volver a la historia. Quisiera ese trozo de historia como una historia a secas. Después de todo, un escritor no es solamente alguien que inventa nociones, también inventa maneras de escribir, que es una forma de percibir, y por eso mantiene la escritura a partir de un encuadre filosófico. Procedo casi por enumeración. Comienzo, sobre todo, por observaciones terminológicas. Creo que, de todos los escritores de los que nos habla la historia de la literatura argentina, Walsh está en una situación muy excepcional: la manera de conmover a quienes entran en sus libros no tiene equivalente. Poco importa que se lo haya leído o no: sólo cuento una historia. Como en Spinoza, y sobre todo en la Ética, se encuentran dos palabras: AFFECTIO y AFFECTUS. De traducirse a la primera le corresponde afección y a la segunda, afecto. Algunos traductores traducen affectio por afección y affectus por sentimiento, esto es mejor que traducirlas con la misma palabra, pero no veo la necesidad de recurrir a la palabra sentimiento cuando se dispone de la palabra afecto. Entonces, cuando empleo la palabra afecto eso remite al affectus de Spinoza, cuando digo la palabra afección, esta remite a la affectio.
Un punto: ¿qué es una idea? ¿Qué es una idea, para comprender aún las proposiciones más simples? Sobre esto Spinoza toma la palabra idea en el sentido en que todo el mundo la ha tomado. Lo que llamamos idea, en el sentido en que todo el mundo siempre la ha tomado, es un modo de pensamiento que representa algo. Un modo de pensamiento representativo. Por ejemplo, la idea del triángulo es el modo de pensamiento que representa el triángulo. Siempre desde el punto de vista de la terminología, es muy útil saber que desde la Edad Media este aspecto de la idea es llamado "realidad objetiva". Esta realidad objetiva es la relación de la idea con el objeto que representa. Entonces partimos de algo muy simple: la idea es un modo de pensar definido por su carácter representativo. Esto ya nos da un primer punto de partida para distinguir idea y afecto (affectus), porque se llama afecto a todo modo de pensamiento que no represente nada. ¿Qué quiere decir esto? Tomemos al azar algo de lo que poco importa que lo llamemos afecto o sentimiento, por ejemplo una esperanza, una angustia, un amor, esto no es representativo. Hay una idea de la cosa amada, hay una idea de algo prometido, pero la esperanza como tal o el amor como tal no representan nada, estrictamente nada. Así, envuelto en todo esto, me lo imagino a Walsh. Y a cualquier modo de pensamiento no representativo lo llamamos afecto. Nunca imaginé la literatura de Rodolfo Walsh como un gesto representativo, sino como una escritura sobre la superficie que desarmaba lo simbólico sirviéndose de lo simbólico. ¿Y esto qué es? Un problema de simplificación, porque para querer hay que tener una idea de lo que se quiere, y en esa anulación del símbolo, Walsh mostró su inteligencia. Existe el afecto entre las personas.
jueves, 22 de marzo de 2007
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