martes, 31 de marzo de 2009
Y antes que el olvido nos
sábado, 28 de marzo de 2009
José Kozer cumple 69
DE SENECTUD
En efecto, la nariz caída, la punta enrojecida, moquera, y en
el traspatio, moquillo de las
gallinas picoteando sucia
verdolaga.
Cotidiano, el lapso mental constante, casi alegra ver surgir un
pensamiento (imagen) algo
que hacer, tarea a completar,
la vecina (¿cuál?): y lo que
dijo el rapado bajando juntos
en el ascensor a recoger el
correo, ah el correo, todo al
instante verlo baladí borrase:
conato, y nada: lo incoado,
nada.
El chiste que dice que si al despertar nada duele, señal que
has muerto. Nadie ríe.
Alguno que otro sonríe.
Papá, dicen por ahí, se
repite. Mamá le pide que
acabe de sorber la papilla.
Pide papá un vaso de
aguardiente, guisote de
res, ajo, papa, cebolla,
y de postre fabada: anda
ya, deja de guapear y
termina el sopicaldo, la
avena aguada, la manzana
asada, bájalo todo con agua.
El agua deteriorada del mediodía que ya a las seis de la mañana
mostraba al ojo del buen
cubero su piltrafa, la
herrumbre pasada por
agua del agua, la ósea
filtración de la madre
fallecida cuánto hace
a qué edad dónde (y
no en el certificado
de nacimiento) vino
al mundo: un eco
mental proclama
nuevo lapso mental,
queda en el aire
bailoteando un etc.,
entrecortado.
La cantina, hay que comer caliente, nos la deja un lazarillo en el
quicio (toca el timbre) de
la puerta (se esfumó): qué
impaciencia. Agacharse,
alzarla, olisquear, el plato
sobre la mesa, el juego
de cubiertos, el vaso
amarillento, bien calzada
(cerciorarse) la dentadura,
y a la carga: papa majada,
una chuleta de cordero,
ensaladilla rusa, casco de
guayaba o fruta bomba,
habría que aprender a
hacer tisanas combinando
tres o cuatro yerbas
medicinales. Remedios.
Cocimientos. La verde
actividad, nadir deshecho.
La última violencia, tilde sin letra. Ahí va, velocidad de un cohete,
por el espejo la veo olisquear
mi presencia encogida (¿de
hombros?): soy fácil de
olisquear, olor a viejo, ese
olor a nata olvidada en la
cazuela donde hirvió la
leche, entre agujeros:
cuajarón, caseína fétida,
aterido calostro que la
amarilla perra de largos
dientes cariados, de
nicotina estriados, reconoce:
gira, se me planta delante,
venia, brazada de calas, no
quiero, en bulto la deja caer
sobre mi regazo, ¿huelen?,
¿queman? Huele el espanto.
Ésta ha sido la última
violencia, qué duda cabe,
se aleja, me adormezco
(¿igual que los patriarcas
de Israel?): inscriben unas
palabras en las que falta
la tilde, falta de plástico la
cala que ha de ir en el pico
del ángel que anuncia mi
renuncia a estarme quieto.
José Kozer
Sesenta y nueve chirlos después, recibo la orden
en secreto y escribo: “Es un martirio no verlo otra vez”.
Entonces creo en los sometimientos, en la naturaleza
de lo sometimientos, en su ahorro de a tercios, de porcentuales
irrisorios, mezcla de plasmo e indo, supongo que mis líneas
llevarán un poco de calma, no me volveré cetáceo ni escupiré
mi reclamo por no haberle escrito antes. ¿Sabrá de sobra
cuánto, de sobra conocerá, al dedillo, conocerá el tipo de calor,
la muestra de sangre que elegimos compartir una vez
cruzados en vida? A este hombre se lo quiere porque quiere;
es decir, porque él necesita querer, y porque esa necesidad
también es nuestra; es decir, jamás fue nuestra hasta que nos
fue enseñada por él, y su amor a ellos, que somos nosotros,
es decir (again), su amor nos hace ellos, y nos vuelve nosotros
justo en el momento donde seríamos nada ante nadie. Sesenta
y nueve sopapos después, se lo quiere porque siempre
necesitaremos de él. Porque ganó tantas batallas sin que
supiéremos cómo confortarlo; porque su hogar es parte
de una misma tirada de hormigón. ¿Sabrá desde antes
de escribir cómo se lo necesita? Entonces habrá qué decírselo.
Se lo diré de una vez. No pasaré un día más sin decírselo.
M. A.
Kozer leyendo. 14 de Marzo de 2009
lunes, 23 de marzo de 2009
No matarás
Pregunta: ¿No existe acaso un componente ideológico, brutal en lo ideológico, que convierte este conflicto de intereses en una vendetta de otra época? ¿Podrá salir la Señora de la Oposición de su encierro psicótico, de su hipnosis paramilitar, de su contrato amoral con las empresas que apuestan a la locura discursiva y no a la construcción sensata de una alternativa de gobierno? ¿Cuál es la prisa? Y refiero a mi hija porque la veo dormir, y porque alguna vez yo soñé sin salvavidas de plomo tanto como ella, con el convencimiento de un mundo que todo lo contenía, antes de hacerse añicos justo en el momento en que uno comenzaba a entender que siempre habrá momentos de conflicto. Pero esto ya es mucho. ¿En serio habrá que comparar a los K con Ceausescu? (cierto: el video es muy fuerte -como diría el súbdito de la Señora: Luis Majul-; pero valdrá la pena recordarlo, porque a ESE desenlace apunta la líder de la CC; no se trata de un chiste de Blanca Curi vaticinando las perspectivas del país en los primeros meses del año) A aquellos periodistas que "dejan pasar" esas comparaciones (Ceausescu y Sra - Kirchner y Sra), por favor, un llamado a la responsabilidad básica. No se puede desear la muerte así, alegremente, por TV, como si nadie estuviera sensibilizado, como si la defección como sociedad no tuviera su efecto de propagación criminal. No puede ser que la palabra de una anciana de la farándula -la que pidió que "el que mata tiene que morir"- valga tanto como la de la supuesta líder de la Oposición. Esta mujer (CC) se ha convertido en el Thomas Putnam de la obra de Arthur Miller, Las Brujas de Salem (Tarea 2: reelerla). Hay una confección muy atávica en las palabras de la responsable de la CC, como si estuviera en medio de una intervención de los albigenses, en busca de la pureza extrema y en rechazo de todo materialismo (en la época donde transcurre el drama de Miller, claro, el mal estaba encarnado por cierto materialismo de la Iglesia. Qué cosa, ¿no?). Y a todo esto, ¿si efectivamente se comete una desgracia, los periodistas que no repreguntan harán su mea culpa? Porque dejar hablar a una referente política de esa manera tan brutal es alentar lo que hace 33 años sucedía en este país. Algunos debieran saberlo. Hora de parar las antenas. Nena duerme feliz en su cama. Padre escribe. Padre mira. Padre no entiende (Tarea 3: releer "El llanto", de Aira. Sabrán por qué).
miércoles, 18 de marzo de 2009
Securitate
jueves, 12 de marzo de 2009
Blanc
La poeta peruana Blanca Varela González, quien se destacó por su aportación al patrimonio cultural común a Iberoamérica y a España, a través de su poesía, falleció hoy a los 82 años de edad, en Lima.
En 1978 realizó su primera recopilación fundamental, titulada "Canto villano".
"Como Dios en la nada", es el título de la antología de su obra escrita entre 1949 y 1998.
Hoy estás en los brazos
de mi feroz imaginación
brazos que han matado
brazos con que tapo mis ojos
con un gesto de lobo
para buscarte un hogar
un lento y suave infierno
donde todo calor
provenga
de una furtiva lágrima
oh líquido mundillo
oh jadeante fantasma
no eres
sino el ojo que estalla
y que deja caer
como si no ocurriera
sus mejores colores
en mi entraña
ojo que hociquea
que peino con la más pura saliva
aquí en mis brazos
entre mis torpes alas de mamífero
la muy compuesta y perdurable nada
para siempre te guarde
y el buen mal ojo salta
y se eleva en el oscuro cielo de mi lecho
y ese cielo
es el marco impreciso de una frente
que ya no reconozco
esa sombra ese objeto esa cosa
con boca con nariz y con oídos
domingo, 8 de marzo de 2009
Perro con mascota
1. Recuerda la parábola de Jabès (la de la vida de una persona…): que la vida de una persona puede contenerse en dos frases o en dos páginas (Nació en… Murió en…): “…murió en… Nació en…”. Sí, pero ¿entre el grito de la vida y el grito de la muerte? (y enseguida: “Ha sido incomprendido”… “Ha sido insultado sin merecerlo…”), para de inmediato comprobar que cualquier persona, como endecha de la historia, puede haber sido insultada sin merecerlo, incomprendida. Entre el grito de la vida y el grito de la muerte.
2. Y también recuerda los diálogos dándole la espalda al látigo que lo seduce y aquello de “quemar etapas” (-Quemar etapas. ¿Ya no te importa mi placer?), y enseguida se pregunta si no le importa su placer, porque antes se convenció de la necesidad de quemar etapas (-Quemar etapas. ¿Ya no te importa mi placer? Me decepcionas); antes de preguntarle por la ausencia de placer y con la antelación necesaria para sentirse decepcionada.
3. Aunque será más difícil pensar que un intento de asesinato cabe en la… (decía: “…cabe en la palma de una mano”) …en la palma de una mano, creyendo con eso en los malabares extraviados de las paradojas (…extraviados de las “Paradoxas and Oximorons) y algunas maniobras, sintáctico-contradictorias, venidas de un poema de John Ashbery (“Paradoxas and Oximorons”), pero lo cierto es que en la palma de una mano no cabe un asesinato, lo mismo que decir la historia del mundo concentrada en un haba. Es más difícil pensar (“creyendo con eso en los malabares…”) que creer en los malabares.
7. Dice Derrida: “…digo (esto, se calcula) esto, se calcula: semejante astucia no puede unirse en el cerebro (semejante astucia no puede) de un autor sencillamente a menos que se le sitúe (de un autor sencillamente a menos) como una araña algo perdida en un rincón de su tela apartada. La tela, muy pronto, (una araña algo perdida en un rincón de su tela apartada) le resulta indiferente al animal que muy bien puede morir (indiferente al animal) sin haber comprendido siquiera lo que ha pasado (muy bien puede morir).”
(Apenas unos breves textos de un librito a medio camino)