Como comprador de libros mexicanos, sé que uds. —las editoriales independientes— dicen encargarse de los libros inteligentes.
Aldus, Alias, Almadía, Sexto Piso y Tumbona, por sólo nombrar cinco, tienen colecciones coleccionables. ¿Error gramatical? No: rareza editorial.
Un catálogo de riesgo como el de Joaquín Mortiz hace cuarenta años, hoy es impensable. La poesía y el ensayo no interesan ya a las transnacionales; sólo interesadas en cierta novela y obras de venta fácil. ¿Libros de arte? ¿Crítica? Vaya preguntas. Se wallmartizaron.
Pero un problema de las edit-independientes es que no distribuyen bien. ¿Falta de recursos, profesionalización, Depto. de Anti-Ventas?
Y escasa atención al cliente.
Hace tiempo casi tuve que rogar a Taller Ditoria para comprar un libro suyo.
Finalmente obtuve su cuenta bancaria, deposité mil pesos por libro y mensajería. Tardaron más de un mes en enviármelo. Sólo después de insistirles.
Casos similares atravesé con otras edit-independientes, ¡incluso cuando aclaraba que me interesaba comprar el libro para reseñarlo!
Su presencia en internet no es activa. No se han organizado para tener una web de venta de todos sus títulos.
Por suerte, ya realizan la Feria del Libro Independiente.
En Estados Unidos hay una distribuidora y alianza de pequeñas editoriales llamada Small Press Distribution (SPD), situada en San Francisco.
SPD es operada por escritores experimentales norteamericanos y voluntarios, y se orienta a vender libros alternativos, de izquierda, feministas, ecologistas e impopulares.
SPD, además, organiza foros, lecturas y promoción de obras y visiones literarias innovadoras y contra-hegemónicas.
SPD tiene un catálogo impreso y electrónico estacional, que nos entera de todos los títulos que han publicado las decenas de editoriales que vende.
Las editoriales independientes mexicanas desgraciadamente no tienen una política cultural tan intrépida ni una plataforma colectiva.
Las grandes editoriales ya tomaron su decisión: es comercialmente respetable. Y culturalmente desastrosa.
Uds., las editoriales independientes, en cambio, apuestan por la literatura.
Y como sin uds. casi no habría novedades literarias profesionales en géneros no-populares, se han vuelto estratégicas para nuestra cultura del libro.
Pero necesitamos que su apuesta sea completa. Los lectores queremos que nos permitan apoyarlas.
Queremos un catálogo completo de sus libros. Lo queremos en internet YA.
Queremos también que radicalicen sus catálogos. La crisis lo exige.
Queremos también que si reciben fondos públicos, abran convocatorias transparentes para publicar. Democratícense.
Pedimos lo difícil. Los lectores independientes lo merecemos.
El libro sobrevivirá por ediciones indie y bibliómanos.
Atte., sus únicos aliados: Nosotros, los Lectores Locos.
Aldus, Alias, Almadía, Sexto Piso y Tumbona, por sólo nombrar cinco, tienen colecciones coleccionables. ¿Error gramatical? No: rareza editorial.
Un catálogo de riesgo como el de Joaquín Mortiz hace cuarenta años, hoy es impensable. La poesía y el ensayo no interesan ya a las transnacionales; sólo interesadas en cierta novela y obras de venta fácil. ¿Libros de arte? ¿Crítica? Vaya preguntas. Se wallmartizaron.
Pero un problema de las edit-independientes es que no distribuyen bien. ¿Falta de recursos, profesionalización, Depto. de Anti-Ventas?
Y escasa atención al cliente.
Hace tiempo casi tuve que rogar a Taller Ditoria para comprar un libro suyo.
Finalmente obtuve su cuenta bancaria, deposité mil pesos por libro y mensajería. Tardaron más de un mes en enviármelo. Sólo después de insistirles.
Casos similares atravesé con otras edit-independientes, ¡incluso cuando aclaraba que me interesaba comprar el libro para reseñarlo!
Su presencia en internet no es activa. No se han organizado para tener una web de venta de todos sus títulos.
Por suerte, ya realizan la Feria del Libro Independiente.
En Estados Unidos hay una distribuidora y alianza de pequeñas editoriales llamada Small Press Distribution (SPD), situada en San Francisco.
SPD es operada por escritores experimentales norteamericanos y voluntarios, y se orienta a vender libros alternativos, de izquierda, feministas, ecologistas e impopulares.
SPD, además, organiza foros, lecturas y promoción de obras y visiones literarias innovadoras y contra-hegemónicas.
SPD tiene un catálogo impreso y electrónico estacional, que nos entera de todos los títulos que han publicado las decenas de editoriales que vende.
Las editoriales independientes mexicanas desgraciadamente no tienen una política cultural tan intrépida ni una plataforma colectiva.
Las grandes editoriales ya tomaron su decisión: es comercialmente respetable. Y culturalmente desastrosa.
Uds., las editoriales independientes, en cambio, apuestan por la literatura.
Y como sin uds. casi no habría novedades literarias profesionales en géneros no-populares, se han vuelto estratégicas para nuestra cultura del libro.
Pero necesitamos que su apuesta sea completa. Los lectores queremos que nos permitan apoyarlas.
Queremos un catálogo completo de sus libros. Lo queremos en internet YA.
Queremos también que radicalicen sus catálogos. La crisis lo exige.
Queremos también que si reciben fondos públicos, abran convocatorias transparentes para publicar. Democratícense.
Pedimos lo difícil. Los lectores independientes lo merecemos.
El libro sobrevivirá por ediciones indie y bibliómanos.
Atte., sus únicos aliados: Nosotros, los Lectores Locos.
* Editado en la revista Milenio, el 17 de septiembre de 2011.
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