"El peor de todos los aspectos-
La luz blanca solar sobre el suelo pulido-
Forzado de servir,
Y entonces se cerró la ventana
Y la noche concluye y comienza una vez más.
Sus ojos se vuelven verdes, sus ojos son verdes,
En el oscuro rincón tocando "Barras y estrellas para siempre".
Intento describir para vos,
pero no escucharás, sos como un cisne."
fragmento de White Roses, perteneciente a "The Tennis Court Oath".
Larry Rivers podría estar sentado en esa silla, si no fuera porque dejó esta vida hace un lapso. Esa silla podría ser integrante preferencial de cualquier obra de Larry. No se trata de observar, darle la vuelta al perro, morderse la cola como idem, para después decir: "Sí, esa silla es una obra extraordinaria, porque en el conjunto de la foto equilibra el rojo de la puerta, que a su vez organiza por mitades la obra, contrastando con el mostaza de la pared, mientras se advierte cierta profundidad, una profundidad, claro, detrás de la puerta, etc., etc." Las pinturas de Rivers y los textos de Ashbery, son un compendio de estas glosas de cocktail, rutinarias, forzadas en cada evento donde más de un espectador se ve obligado de divulgar conocimiento de segunda mano. Habría que decir: "Me gusta esta foto, sí. No puedo dejar de pensar en la persona que ocupará esa silla, ni bien deje yo de observarla". ¿No es mejor así? La misma respuesta puede darse para cualquier poema de John Ashbery. Alguien ocupará la lectura de sus poemas, ni bien deje de leerse. El lector de Ashbery debe sentirse un ser perplejo, no receptivo. De ahí los sentimientos confusos, la opinión forzada, la hermenéutica sobre los huidizo. Claro.
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